martes, 13 de agosto de 2013

Puertomingalvo - Linares de Mora

Resumen.

          Esta ruta une dos de las poblaciones más interesantes de la comarca turolense de Gúdar-Javalambre, en las estribaciones occidentales del macizo de Penyagolosa. Puertomingalvo y Linares de Mora comparten una historia común, una bella arquitectura medieval y un atractivo paisaje de montaña. Recorreremos la cabecera de la Rambla del Puerto, origen del río Montlleó, y una parte del encajado valle  del río Linares.

La Vega desde el Portal de la Ombría (El Puerto)

Distancia aproximada: 16,5 km
Desnivel acumulado: en subida  580 m., en bajada: 700 m





Descripción del recorrido.

Castillo de Puertomingalvo
          Salimos de Puertomingalvo por el desaparecido Portal de la Ombría, donde existe un poste indicador al inicio de la senda marcada como Sendero de Pequeño Recorrido (PR) que conduce a Mosqueruela y Linares de Mora. Descendemos rápidamente por lo que fue una estrecha vereda flanqueada por muros de piedra entre campos de cultivo, ahora mayoritariamente abandonados. La ausencia de mantenimiento del camino nos obliga a invadir los campos contiguos. Llegamos hasta un camino ancho que atraviesa las Vegas, y que tomamos hacia la izquierda (norte).
Caseta en piedra seca
          Las Vegas, es una zona de escasa pendiente que rodea El Puerto por el norte y el este. Está ocupada por choperas, prados y cultivos de cereal, cercados con muros de piedra seca para delimitar la propiedad y organizar su uso agropecuario. Ahora recorremos la Vega de Pericules o del Rebollar, situada al norte de la villa.
          El camino pasa junto a la Masía del Rebollero y en una curva pronunciada se bifurca, por la derecha (norte) se dirige a Mosqueruela, y por la izquierda (noroeste) vamos a Linares de Mora. Tras cruzar la ancha pista de Las Ampolas, continuamos por un camino difuminado que sigue un muro de piedra hacia el norte. Buena parte de los campos están desatendidos y en ellos prosperan los erizos. Además de los cercados, algunas casetas y corrales de piedra seca salpican el terreno.
Barranco del Rebollar
          Cuando alcanzamos el lecho seco de la Rambla del Puerto, nos desviamos hacia la izquierda (oeste) por una senda poco clara que alterna el cauce rocoso con un camino lateral. Vamos a seguir durante unos 2'5 km esta rambla que es el origen del río Montlleó, y como éste permanece seca la mayor parte del año. Llegamos a la carretera y la seguimos unos metros para retomar el torrente cerca de la Fuente de la Penilla. Rodeamos la frondosa área recreativa siguiendo el muro de piedra que la bordea, pasando junto al manantial que nutre los dornajos donde abreva el ganado.
          Al dejar la arboleda, nos cruzamos con el camino que asciende al Alto del Pelejero (1608 m), pero nosotros proseguimos junto a la rambla hacia el oeste. Poco a poco nos alejamos de su lecho calizo para llegar al collado de la Encrucijada.
Mas del Rebollar de Abajo en invierno
          Aquí abandonamos el árido altiplano y nos adentramos en la cuenca del río Linares. También podemos contemplar parte del profundo cañón y, frente a nosotros, la solitaria aldea de Castelvispal. El sendero desciende por debajo de la Masía del Romo y se introduce en un espeso carrascal, que se irá transformando en pinar de larício.
          Durante el abrupto descenso encontramos pinos larícios de gran porte y atravesamos algunos canchales. Cerca del Barranco del Rebollar, la senda cruza el camino de las Torrecillas, una antigua vereda que lo recorre desde su origen en el collado de San Bernabé hasta su desembocadura en el río Linares, atravesando un precioso quejigal, en el que también abundan los avellanos y los arces.
Mas de la Redonda
          Descendemos por entre los pinos, siguiendo las marcas amarillas y blancas, y pronto vadeamos el lecho del barranco cuyo caudal constante procede del manantial situado aguas arriba. Nos encaramamos por la vertiente opuesta hacia la Masía del Rebollar de Abajo. En el ascenso pasamos junto a las casas del mas y un solitario serbal, árbol típico de muchas masías de la comarca.
          Poco después, al llegar a una cancela, abandonamos la pista y tomamos la senda que surge a la izquierda. Atravesamos unos bancales poblados de pinos silvestres donde prolifera la retama, y cruzamos dos pequeños barrancos, primero el del Reguero, justo por encima de unos abruptos cortados que ponen al descubierto los estratos carbonatados del Cretácico Superior, y a continuación el de la Penilla.
Peña Blanca
          Durante los próximos 4 km mantendremos la cota de los 1300 m, sin grandes altibajos, recorriendo la medianía de la solana del valle, mientras las aguas cristalinas del río Linares circulan unos 200 m más abajo. En la ladera de enfrente, vemos la umbría ocupada por un frondoso pinar por el que transcurre la pista asfaltada de Castelvispal.
          El viejo camino entre Linares y El Puerto que recorremos, transita entre bancales de cultivos ahora conquistados por los pinos silvestres y larícios, salpicados de quejigos, carrascas, sabinas y enebros. Durante la ruta franqueamos algunas cancelas que dejaremos tal como nos las encontramos. A veces atravesamos pequeños canchales bajo los escarpes rocosos, donde es fácil observar reducidos grupos de cabra hispánica.
Vado y Linares
          Llegamos a una zona amplia repleta de bancales donde el camino se pierde entre la maleza, al bordear unos campos vallados por un alambre, pero seguimos las marcas de PR que aparecen de cuando en cuando. En realidad el camino circulaba por una trinchera elevada que separa dos bancales, pero en la actualidad se hace intransitable.
          Nos acercamos al Mas de la Redonda que vemos unos metros bajo nosotros, y cuyos atentos perros alertan de nuestro paso. Al poco el sendero desciende bruscamente bajo los acantilados de la Peña Blanca. Es un hermoso tramo del valle encajado donde la abrupta senda se combina con la cercanía de la ribera del río, en la que abundan los chopos y los sauces, el rumor del agua circulando y la visión aún lejana de Linares de Mora.
          Llegamos a unos campos de cereal y la senda se convierte en pista. Poco después, en una curva, dejamos la pista que proviene del Molino de la Herrería, el cual fue transformado en campamento de verano, y continuamos por el sendero hasta unirnos a la carretera A-1701. Caminamos por su arcén unos metros hasta llegar al inicio de la Senda Fluvial, que vamos a tomar abandonando el PR, el cual sigue por la carretera hasta el pueblo.
Río Linares
          Un poste indicativo nos dirige por una pista hacia el lecho del río Linares. A nuestro lado surgen pequeñas huertas bien regadas y cruzamos un vado justo antes de llegar a la Fuente de Bartolo, una pequeña área que dispone de mesas y asientos.
          La pista continúa en paralelo al curso fluvial bajo los frondosos pinos, chopos y sauces. Un cartel nos informa de la Cueva Mona, cercano abrigo natural producto de los procesos cárstico que formaron el encañonado valle. Cruzamos otro vado cuando tenemos justo enfrente el pueblo de Linares y a su derecha la Ermita de Santa Ana.
          Ahora la senda circula junto al lecho del río entre la espesa vegetación de ribera y termina en la fuente y Ermita del Loreto, donde confluyen el río Paulejas y el río Linares.
          Finalmente dejamos la ermita atrás y nos encaminamos por la pista que sube al pueblo, pasando junto al bello puente medieval del siglo XIII.