sábado, 23 de noviembre de 2013

El comercio de la nieve

Nevada en Penyagolosa

          Desde muy antiguo, la nieve ha tenido utilidad para las personas. Se ha usado para la conservación de alimentos, para enfriar las bebidas y producir helados, y también con fines medicinales como anestesia, para bajar las fiebres y cortar hemorragias.
Pic de Penyagolosa
          Se sabe que ya se utilizaba hace 4000 años, en el Antiguo Egipto y Mesopotamia. También hay constancia escrita de su almacenamiento en China desde el s. XI aC. y en la Grecia Antigua, en el s. V aC. , se comerciaba con ella y era utilizada en las prácticas médicas. En tiempos de Roma se usaba para refrescar las bebidas y los alimentos, y también para tomar baños fríos. En la Edad Media hispánica se empleaba tanto por musulmanes como cristianos, aunque no se generalizó su uso hasta el s. XVI.
         Desde entonces hasta principios del s. XX el abastecimiento de nieve era considerado como un servicio público imprescindible en las ciudades, justificándolo sobre todo por la salubridad pública, para prevenir o curar enfermedades. Por otra parte, entre las clases altas (nobleza y clero) se extendió la moda de hielo, como un elemento refinado de distinción que poco a poco fue popularizándose entre la burguesía y resto de la población. Todo ello generó un destacado comercio entre los lugares donde se obtenía y se almacenaba, en las zonas de montaña, hasta las poblaciones donde se consumía, generalmente en la costa.
Mas de la Cambreta
           Entre finales del s.XVI y la segunda mitad del s. XIX, el hemisferio norte sufrió una pequeña edad de hielo, con un descenso notable de las temperaturas y periodos de precipitaciones abundantes, que en invierno eran de nieve incluso en cotas bajas. En esa época se construyeron en el territorio valenciano depósitos de nieve a escasa altitud, como en la Vall d'Albaida por debajo de los 400 m. o en Santa María de la Murta (Alzira) a apenas 100 m. de altura. En Castelló, Les Useres y Albocasser se encuentran en la cota 550 m. A finales del s. XIX, el clima comienza a templarse, al tiempo que se desarrolla la industria de fabricación de hielo artificial, lo que acabará con el comercio tradicional de la nieve.
Nevera de Penyagolosa (cubierta)
           Para almacenar la nieve en los lugares de recogida se realizaron dos tipos de construcciones:
La nevera, cava o pou de neu, es un pozo excavado, habitualmente de planta circular, revestido de muro de piedra y cubierto generalmente con obra. En la parte superior se habilitaban una o varias entradas para acceder al pozo mediante poleas.
El ventisquero o gelera, es un construcción rudimentaria también en piedra, de poca profundidad y sin techo de obra, generalmente situado a mayor altitud en zonas donde el viento favorecía la acumulación de la nieve.

Nevera de Penyagolosa (interior)
En la zona de Penyagolosa se conocen varias neveras:
  • Nevera de Atzeneta (1141 m), situada cerca del Mas de la Nevera. Sólo queda parte del muro del pozo circular.
  • Nevera de Vistabella (1200 m). Estaba cerca da la población, pero ahora ha desaparecido por completo.
  • Nevera del Mas de Sanahuja (1490 m), de planta cuadrada.
  • Nevera de Penyagolosa o del Comte (1510 m). Fue construida hacia 1602 y pertenecía al Conde de Aranda, señor de la Tenença de L'Alcalaten. Está situada cerca del mas de la Cambreta, y es la mejor conservada de la zona. Posee planta cuadrada con 6,70 m de lado en su interior, y de los 7-8 m de profundidad originales, ahora sólo son visibles 3 m. quedando el resto bajo los sedimentos. Está fabricada en mampostería con piedra calcoarenisca autóctona y mantiene la bóveda de medio cañón, sustentada por dos arcos cruceros. En la bóveda se abren dos orificios y en un lateral una puerta para acceder a su interior.
  • Nevera de Puertomingalvo (1440 m). Se encuentra a escasos metros de la villa, cerca de la Fuente de la Umbría. Probablemente su origen es de principios del s. XVIII. Se conserva el pozo excavado de planta circular, ahora colmatado de sedimentos, y parte del muro de la bóveda.
    Además existían múltiples ventisqueros donde se acumulaba la nieve:
  • En Xodos, el ventisquero del Recuenco y los de Fraga.
  • En Vistabella, el de Tossal de les Nevades, los del Mas de la Cova, el del Barranc del Forn, el del Barranc de la Pegunta, y el del Mas Roig.
  • En El Castell de Vilamalefa, el ventisquero de la Lloma Saltadora y el del Mas del Forrater.
Nevera de Atzeneta
          También se daban en la parte aragonesa del macizo, como en Mosqueruela (la Penilla y la Ballestera), Linares de Mora y Castelvispal.
          Cuando las nevadas generaban grosores superiores a un palmo de nieve, ésta se recogía con palas de los alrededores de las neveras y ventisqueros, hasta una distancia inferior a los 500 pasos, y se trasladaba a los depósitos en capazos, al hombro y en mulas. Previamente estas zonas habian sido limpiadas de vegetación y piedras para facilitar la extracción. En las neveras se almacenaba en capas de alrededor de un metro de grosor separadas por paja y se apisonaba. Cuando se llenaba el receptáculo se cubría con paja y vegetación y se sellaban las puertas para conservar la nieve. En los ventisqueros, sólo se almacenaba y se cubría con vegetación. En estas tareas trabajaban la gente del pueblo y de las masías a jornal.
          En verano, cuando era requerido el hielo por las ciudades, se extraía en bloques de unos 60 kg y se cargaban en caballerías durante la tarde, para realizar el traslado nocturno y evitar diezmar en exceso la valiosa carga. Desde Penyagolosa, se transportaba la mercancía hasta Castelló de la Plana por el Camí dels Nevaters que transcurría por el Corralico, la Banyadera, les Costes del Baró, el mas del Forrater, el mas de Montoliu, la Lloma Saltadora, el mas de la Costa y Llucena.
Nevera de Puertomingalvo
      Penyagolosa era el proveedor principal de la ciudad de Castelló de la Plana. Existe numerosa documentación de su concejo municipal, entre los s. XVI y XIX, sobre la contratación del suministro, los precios, las tasas y la regulación del comercio. Normalmente, cuando no nevaba lo suficiente en esta zona, se estipulaba que la nieve debía traerse de los ventisqueros de Aragón, concretamente del Prado de las Vacas (Valdelinares), Mosqueruela, Linares de Mora, Castelvispal y Puertomingalvo. También en algunos casos se suministraba de la Serra d'Espadà.

Bibliografía:

Boira i Muñoz, Pascual. El comerç de la neu a Castelló de la Plana. Editorial Antinea. 2008