sábado, 12 de julio de 2014

Los caminos del senderista

Pista forestal en Mosqueruela


          Para un excursionista, senderista o montañero, como más os guste denominaros, el medio más importante para ejercitar su actividad, aparte obviamente de sus piernas, es el camino, y sin embargo, opino que no le prestamos la atención que se merece. Es por ello que me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones sobre los caminos de montaña y nosotros, sus usuarios.
Camino a la cascada del río Carbo
En las áreas de montaña, al igual que en el resto del territorio, los caminos rurales tradicionales son el resultado de la necesidad de los pobladores de la zona de comunicarse a lo largo de su historia.
Así, desde antiguo y sobre todo a partir del medievo, se han trazado y construido caminos que conectaban los lugares habitados como villas, masías, corrales, molinos, ... entre si, y estos a su vez con las zonas de trabajo, como campos de cultivos, bosques, pastizales, ... y también ambos con los puntos de abastecimiento de agua como ríos, fuentes y manantiales.
Se creó pues una red viaria adecuada a las necesidades vitales de sus habitantes y, durante muchos años, la mayoría de estos caminos han sido cuidados y mantenidos por sus usuarios (masoveros, pastores, agricultores,...), por sus propietarios o por los concejos municipales.
Bajando al río Montlleó
Atendiendo a su fisonomía, podríamos distinguir algunos tipos de caminos que nos vamos a hallar durante nuestra excursión.
Los caminos de herradura o muleros, son las clásicas sendas construidas en las zonas montañosas hasta mediados del s. XX para conectar los lugares poblados. Por ella circulaban personas, animales y productos, mientras los caminos de carros y las carreteras escaseaban. Tienen el ancho suficiente para que transiten por él los animales de carga en hilera (caballos, mulas, asnos) . Procuran tener una pendiente suave y para salvar fuertes desniveles emplean vueltas en zigzag. Además, si el tipo de suelo lo aconseja se afianza el firme de la calzada con empedrados y ribazos. Son los más atractivos desde el punto de vista del senderista, puesto que son cómodos para caminar y suelen transcurrir por espacios interesantes.
De Puertomingalvo a Villahermosa del Río
Las vías pecuarias, se crearon para el tránsito de los rebaños de ganado, especialmente durante la trashumancia ovina. Se conocen como cañadas, azagadores, assagadors, caminos reales, veredas, etc. Suelen ser anchas y, en muchos casos, están flanqueadas por muros de piedra en seco para conducir los rebaños.
Las pistas forestales, son más modernas y la mayoría se construyeron por la administración forestal, a partir de la segunda mitad del siglo XX. Se extienden especialmente por las zonas arboladas puesto que su objetivo principal era extraer los troncos de madera de los bosques. Además dan acceso a muchos de los mases diseminados por el territorio. Por ellas pueden circular vehículos motorizados (automóviles, camiones, tractores). Aunque suelen ser de tierra, algunas se han cementado o asfaltado en los últimos años. Son también confortables para caminar pero, al estar diseñadas para el uso por los vehículos, pueden dar vueltas que alarguen los trayectos innecesariamente.
Senda de cabras en el río Montlleó
Por último, las sendas de ganado y de cabras, son las que crean los animales durante sus desplazamientos diarios para ir a comer o beber, algunas veces guiados por los pastores y otras por sí solos. En las laderas de las montañas podemos observar estrechos senderos, perpendiculares a la pendiente, que utilizan las ovejas durante su pastoreo. En las zonas de ganado vacuno, encontramos también sendas que llevan a los lugares de pasto y a los abrevaderos (ríos, fuentes, etc.). En los partes escarpadas hallamos caminos de cabras, muy frecuentes en estas montañas, que descienden abruptamente desde su cobijo. Todas estas sendas tienen una vida relativamente corta ya que dependen de los animales que circulan por ellas, y por lo tanto se pierden con facilidad.
Barranc de l'Assor
Básicamente sobre esta red viaria tradicional o natural realizamos los excursionistas nuestra actividad, pero lógicamente estos caminos no están exentos de inconvenientes.
Los caminos pueden ser públicos o privados y no siempre está clara la titularidad de la propiedad. Se consideran públicos cuando han sido construidos por alguna administración (local, provincial, etc.), o tienen un uso público y su mantenimiento corre a cargo de la administración. Como no son frecuentes los inventarios de bienes de las administraciones, no es fácil determinar si el camino que recorremos es público o privado. En cualquier caso, si nos encontramos con carteles que anuncian una propiedad privada, y portones cerrados con llave que impiden el paso del camino, en principio hay que ser prudente y evitar entrar en la finca.
También existen cancelas que cierran sin llave caminos de dominio público porque están cercando el ganado vacuno que pace junto a alguna masía. En ese caso, si se franquea la portera, hay que dejarla en la misma posición en la que nos la encontramos, es decir abierta o cerrada, y respetar escrupulosamente el ganado que nos podamos encontrar en su interior.
Cancela en Mosqueruela
Con el despoblamiento generalizado de las comarcas del interior, a partir de los años 60 del siglo pasado, y la mecanización del transporte, los caminos rurales tradicionales dejaron de ser utilizados y en consecuencia también de ser mantenidos. Este abandono ha provocado que muchos caminos se pierdan total o parcialmente por la erosión de bancales y ribazos y/o la invasión de la vegetación. Algunas pistas forestales que se adentraban en los bosques para extraer la madera también han dejado de utilizarse y, por lo tanto, han sido desdibujadas por la erosión del terreno, formando en ocasiones verdaderas cárcavas, y por el crecido sotobosque.
Sin embargo, en los últimos años los municipios de la comarca han visto el potencial turístico del excursionismo y, junto con el resto de administraciones, han comenzado tímidamente a recuperar los caminos rurales.
Baliza de GR-33
Desde algunos núcleos urbanos parten senderos locales (SL) o de pequeño recorrido (PR) que han sido acondicionados por parte de una entidad promotora, generalmente un ayuntamiento o un centro excursionista, aunque no siempre se mantienen con regularidad.
Hay senderos homologados en Culla (PRV-225) , Lucena (PRV-79),Vistabella del Maestrat (PRV-66) , Puertomingalvo (PRTE-31), Mosqueruela (PRTE-83) y otros más que podéis consultar en la web de la FEMECV . Además por aquí circula el GR-7, sendero de gran recorrido que atraviesa el País Valenciano de norte a sur, y el GR-33 que une Castelló de la Plana con Sant Joan de Penyagolosa.
Estos senderos señalizados, cuando están homologados por la Federación de Montaña de la comunidad autónoma, deben cumplir una serie de requisitos. Entre otros, tienen que estar dirigidos a la población en general, poseer algún interés paisajístico, histórico, etc y evitar, en lo posible, zonas de asfalto y cemento, ascensos a cimas, cruce de ríos y barrancos, zonas peligrosas y zonas naturales frágiles.
Disponen de una señalización horizontal y vertical, mediante balizas y marcas en muros, rocas o arboles con dos bandas, una blanca y la otra verde, amarilla o roja, según el camino sea local (SL- menos de 10 km de distancia), de pequeño recorrido (PR- se puede realizar en 1 o 2 días) o de gran recorrido (GR- de más de 2 días).
Hito camino del Marinet
Estos senderos balizados son buenos para regular el acceso a las zonas más populares de la montaña, y para facilitar la actividad senderista al gran público. Sin embargo, creo que habría que evitar su excesiva proliferación para no convertir los parajes naturales en parajes urbanizados repletos de marcas, postes y carteles.
Muchas de las rutas que recorremos no están balizadas y transcurren por caminos de herradura, pistas forestales o sendas de ganado y de cabras, que se han perdido en parte, como hemos dicho, por la erosión o la vegetación invasora.
Para facilitar la orientación, cuando el sendero se difumina o claramente desaparece, utilizamos los hitos de piedras o fitas a modo de mojones, es decir, tres o más piedras, amontonadas, colocadas en lugares visibles para marcar el recorrido.
Estos hitos no son duraderos, ya que son derribados por las inclemencias del tiempo, los animales y hasta por personas poco amigas de nuestra presencia. A mi juicio, los excursionistas deberíamos colaborar en el mantenimiento de los hitos que señalizan el camino, sobre todo en los lugares de más difícil orientación. Como es obvio, tampoco hay que abusar y sólo hay que colocar los imprescindibles, impidiendo que el monte se inunde de mojones. Por supuesto, las marcas de pintura no homologadas son una mala práctica, que hay que erradicar.
Senda poco trillada
Para acabar, teniendo en cuenta que actualmente los principales usuarios de esta red viaria somos los senderistas, nos corresponde a nosotros velar por su buen uso y su mantenimiento.
Por lo tanto, podemos ayudar a recuperar y mantener los caminos quitando el matorral que periódicamente dificulta el paso, apartándolo o incluso usando unas pequeñas tijeras de podar. Pero ojo, sin pasarse. Cortando sólo la maleza y alguna rama que obstaculice el tránsito. Asimismo, podemos limpiar la calzada apartando los troncos, ramas y bloques de piedra que han caído sobre ella. En definitiva, podemos y debemos corresponsabilizarnos del buen estado de los caminos que disfrutamos los senderistas.