Al
noroeste del Ermitorio de Sant Joan de Penyagolosa, en las lomas que
lo resguardan por el norte, ha sobrevivido un bosquecillo de robles
melojos o roures
rebolls
(Quercus pyrenaica) en el lugar conocido como El Rebollar.
Este
espacio se asienta sobre calizas arenosas y areniscas con abundante
óxido de hierro, que fueron depositadas durante el Aptiense
Superior, al final del Cretácico Inferior, hace unos 90 millones de
años. Estas rocas erasionadas aportan el suelo ácido, carente de
cal, que necesita el melojo para prosperar. Además, la erosión ha
formado balmas que han servido de refugio para el ganado y los
pastores como la Coveta dels Carboners o la Cova del Rebollar.
El
rebollo es un nombre compartido con otros tipos de Quercus, según el
área geográfica donde se encuentra. Así, en Aragón se llama
rebollo al Quercus faginea, generalmente conocido como quejigo o
roure
valencià,
y en el País Valenciano el roure
reboll
es el Quercus pyrenaica, que en español comúnmente se le denomina
melojo o rebollo.
El
Rebollar, que se halla entre los 1400 y 1500 m de altitud, es una
isla de robles melojos en un pinar de pinos silvestres moteado de
pinos rodenos. Está formado por robles jóvenes, de altura modesta
y troncos delgados. En las zonas donde está más densamente poblado
no permite la aparición de monte bajo, ya que sus numerosas raíces
horizontales y superficiales lo invaden todo. Pero allí donde se
mezcla con los pinos aparece el sotobosque ocupado por helechos,
acebos, zarzas, brezos, verónicas, geranios sanguíneos y una frágil
orquídea, la Cephalanthera damasonium,
la curraià
para los valencianos.
El
melojo tiene un tronco derecho de corteza rugosa y dura, con un tono
pardo grisáceo. Sus hojas son oblongas, con margen profundamente
lobulado, lo que lo distingue claramente del roble quejigo, muy
extendido en Penyagolosa, cuyas hojas tienen un margen dentado. El
color de las hojas es verde claro, cuando salen en primavera, pasando
a verde intenso según avanza el verano. En otoño se tornan
amarillas al marchitarse, adquiriendo tonos pardos cuando se secan.
En esa estación el árbol pierde las hojas de las ramas altas, pero
suelen permanecer en las ramas bajas, fenómeno que se conoce como
marcescencia.
Este tipo de roble se da en suelos silíceos con clima continental y
húmedo, soportando bien las grandes diferencias térmicas, así como
las heladas debido a su corto período de desarrollo vegetativo. En
la península ibérica se extiende por las montañas del centro y
mitad norte. Escasea hacia el sur y este, al aumentar los suelos
calizos y el clima seco, aunque llega hasta los montes del sur de
Andalucía. Su presencia en las montañas del este peninsular es poco
frecuente limitándose a las Muntanyes de Prades (Tarragona) y a
aquí, Penyagolosa, donde está restringido a unas 4 Ha. en El
Rebollar y algunos ejemplares diseminados en las proximidades de la
Moleta de Mor.
Antiguamente el roble melojo ocupaba áreas más extensas de
Penyagolosa pero el carboneo intensivo durante la posguerra estuvo a
punto de hacerlo desaparecer. Sin embargo, en los últimos años,
allí donde se ha protegido o ha disminuido su uso intensivo por
parte del ganado y los leñadores, poco a poco, se está recuperando
ganando terreno al pinar, gracias a su facilidad para rebrotar a
partir de sus extensas raíces.
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