domingo, 10 de julio de 2011

Cuevas y simas

Cova Santa. Vistabella del Maestrat

          La mayor parte de la cuenca del río Montlleó se encuentra instalada sobre masas rocosas, predominantemente calcáreas, que han sido afectadas por abundantes fallas tectónicas, provocando la fracturación del relieve. Como resultado, en la parte alta de la cuenca se localizan amplias zonas de absorción de origen cárstico (poljés, uvalas, dolinas) como El Plano, entre Mosqueruela y Puertomingalvo, el Pla de Vistabella o el Pla de Benafigos, que, junto a extensas superficies con escasa pendiente, favorecen la infiltración de las aguas de lluvia o del deshielo a través de las fisuras de la roca superficial (lapiaz), produciendo en su interior la disolución de la caliza y, en consecuencia, la formación de cavidades subterráneas.

Colada en la Cova Santa
           Comúnmente distinguimos entre cuevas, si la entrada a la cavidad es horizontal, y simas (avencs), si el acceso es vertical. En ambos casos, se suele acceder a una intrincada red de galerías, salas y pozos, de complicado recorrido, que se han formado por la acción del agua de infiltración, al agrandar planos de estratificación y diaclasas (grandes fisuras que cortan los estratos perpendicularmente), por donde han circulado, y a veces todavía circulan, corrientes de agua subterránea. Cuando las condiciones lo permiten, sobre las paredes, techos y suelos de las galerías se forman concreciones de carbonato cálcico que pueden tomar diferentes y bellas formas como coladas, mantos, estalagmitas, estalactitas, banderolas, pisolitas y gours.

Columnas y estalagmita
          En el área que estamos recorriendo existen gran cantidad de cuevas y simas, como corresponde a un relieve kárstico. En el excelente trabajo de catalogación espeleológica que realiza el Espeleo Club Castelló , se han inventariado hasta ahora más de 500 cavidades en esta zona de Castellón, la mayoría de dimensiones reducidas, en cuanto a la posibilidad de exploración actual, ya que sólo unas pocas superan los 200 metros de longitud como L’Ullal de Barrets, en Atzeneta del Maestrat, El Forat de l’Aigüa, y l' Avenc del Mas de Lluc en Vistabella del Maestrat o la Cova de la Mina, en Benassal. Tampoco se puede acceder a profundidades importantes, ya que en pocos casos se desciende más de 40 metros, como ocurre en la Sima del Altís, en Villahermosa del Río, una diaclasa que alcanza los 82 metros de profundidad, y en l' Avenc del Mas de Lluc en Vistabella con un desnivel de 63 m y una longitud conocida de 262 metros.

          Sin embargo, la Cova Santa o Cova dels Miracles, en la Vall d'Usera (Vistabella del Maestrat) posee una sala de grandes dimensiones, que se encuentra entre las mayores del País Valenciano.

          En Puertomingalvo, las cuevas más destacadas son las del Mas de Navarro y la Cueva Honda, ambas en el Barranco del Mas de Fuertes, y la Cueva de Valero.

          Algunas de las cuevas son surgencias (ullals) todavía funcionales, por donde las aguas subterráneas salen a la superficie, cuando se saturan las galerías después de abundantes lluvias. Son ejemplo de éstas las anteriormente mencionadas de Atzeneta y Vistabella.
Gran sala de la Cova Santa

          Cuando las características geológicas lo han posibilitado, algunas cavidades han sido explotadas para la minería, como ha ocurrido con la Cova de la Mina, la Cova de l’Ocre y la Cova dels Castellets, las tres situadas cerca del lecho del río Montlleó, en el término de Benassal, donde unas vetas de minerales de hierro, sobre todo la limonita, hicieron rentable su extracción durante años, ampliando artificialmente, con estos trabajos, las cavidades naturales.

          Tanto las cuevas como los abrigos naturales, de menor tamaño, han sido utilizados desde la prehistoria como habitáculo, un ejemplo de cavernas habitadas son Les Coves Voltades, en Vistabella, en las que se han hallado restos de cerámica bruñida de la edad del Bronce. A partir del neolítico también se han usado para guardar los animales domesticados. Son abundantes los apriscos o majadas (mallada) construidos con este fin, aprovechando una cavidad subterránea cuya entrada ha sido cerrada mediante un muro de piedra seca y una puerta de madera, como ocurre en la Cova Negra de Vistabella.
          Pero incluso en la historia reciente de los s.XIX y XX, las cuevas se han utilizado como viviendas, algunas sólo temporalmente huyendo de las frías nevadas del altiplano, o por gente marginal o muy pobre, como por ejemplo en el Barranco de Gisbert (Mosqueruela), entre cuyas paredes existe una datada en 1869. Pero en otras ocasiones, han constituido verdaderos mases, con una ocupación continuada, y con todas las dependencias que posibilitaban la vida de sus pobladores agricultores y ganaderos.

Estalactitas cónicas y excéntricas,
banderolas y pisolitas
           Las cavidades subterráneas son un patrimonio geológico y también biológico, ya que en ellas habita fauna cavernícola, sobre todo quirópteros e invertebrados, que es necesario preservar. Así lo entendió la Unión Europea que dictó una directiva para proteger estos lugares, incluyéndolos en los denominados LIC (Lugar de Interés Comunitario). Precisamente la Cova Santa se encuentra dentro del LIC de Penyagolosa por contener especies de interés. También la Cova Obscura de Atzeneta está catalogada como LIC, por dar refugio a cantidad y variedad de murciélagos, además de varias especies de artrópodos cavernícolas. Además la Generalitat Valenciana ha protegido, con carácter general, todas las cuevas del territorio valenciano, lo que supone que está restringido el acceso en algunos casos.

          Por último, una consideración. La exploración de cuevas y simas, la espeleología, es una actividad deportiva y científica que conlleva cierto riesgo, por lo que debe realizarse con seguridad. Para ello es imprescindible practicarla siempre dentro de un grupo experimentado y con el material adecuado. Si estás interesado en esta práctica contacta con un centro excursionista o club de espeleología, donde te enseñarán las técnicas de exploración y de seguridad pertinentes, además de cómo respetar las cavidades subterráneas.

          La Espeleología es uno de los deportes más completos que se pueden practicar en la montaña, con el matiz de que la mayor parte del tiempo se practica "dentro" de ella. Los grupos de espeleología se dedican normalmente a la exploración de las cavidades subterráneas, lo que se puede considerar su vertiente deportiva, pero además pueden desarrollar, y muchos así lo hacen, actividades científicas en este medio. Es habitual que se levanten mapas detallados de las cuevas y simas exploradas (topografías), y también se colabora con otros científicos en la realización de estudios de geología, hidrología, biología o arqueología.

jueves, 30 de junio de 2011

La tilera del Barranco de Gisbert (Mosqueruela)

Tilo en invierno

          El barranco de Gisbert es uno de los afluentes del Arroyo Majo (Mosqueruela). El hidrónimo, que ha tomado de un mas que allí se encuentra, puede aparecer con diferentes formas según los autores: Gibert, Gilbert o Gisbert, pero probablemente proceda del apellido Gisbert de origen aragonés, que con la conquista cristiana se extendió rápidamente por el País Valenciano y Catalunya.

Hojas de álamo temblón
          Su cuenca tiene una extensión aproximada de 750 Ha. y está instalada sobre materiales del Cretácico Superior, sobre todo calizas dolomíticas, con tonos que varían del pardo amarillento al rojizo. El lecho del barranco está generalmente seco, aunque existen al menos dos fuentes pero con escaso caudal.

          Tiene su origen en el Alto de Molina a unos 1560 m de altitud, y después de recorrer algo más de 6 km, dibujando un arco alrededor del Alto de El Navajuelo (1544 m), acaba desaguando en el Arroyo Majo (1050 m) cerca del Mas del Morrón. A partir de la mitad del recorrido, el barranco se va encajando formando un cañón cuyas paredes septentrionales (la solana) son de una considerable verticalidad, mientras que la vertiente sur posee pendientes más suaves, lo que, unido a la situación de umbría, ha facilitado la extensión del bosque y algunas zonas de cultivos.

          Entre las masías de Gisbert y de las Celosías, a una altitud que oscila entre los 1200 y 1300 m, se ha mantenido alrededor de un pequeño torrente de este recóndito barranco, un reducto de la vegetación climática de Teruel, donde la presión humana, sobre todo el pastoreo que aquí se practica, ha sido suficientemente respetuosa con el mantenimiento de las especies autóctonas.



Tejo monumental
          El lugar umbrío, húmedo y de difícil acceso, ha favorecido el mantenimiento de un bosquecillo de frondosas caducifolias compuesto sobre todo por tilos, los más abundantes, y álamos temblones, junto con tejos, además de arces granadinos, avellanos, mostajos y acebos.

          Por lo escarpado del terreno, muchos árboles surgen de las paredes rocosas y existen varios ejemplares longevos y monumentales, tanto de tilos, álamos y tejos, como de acebos. Los tilos abundan en la parte media y alta del torrente, mientras que los tejos, álamos temblones y acebos prefieren la parte baja, cercana al lecho del barranco Gisbert.


Acebo
          Durante el otoño, la floresta se colorea de amarillo, naranja y rojo, en el invierno la hojarasca alfombra el terreno, y con la primavera vuelve el verdor frondoso.

          La zona está protegida al estar catalogada como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) del Maestrazgo y Sierra de Gúdar, por lo que no deben cortarse ni extraerse plantas.