Puertomingalvo |
A
la muerte del rey godo Vitiza, en el año 709, se produjo un
enfrentamiento por el poder entre los partidarios de su hijo Agila II
y los de Rodrigo, elegido por una parte de los nobles godos. Las
provincias Tarraconense y Cartaginense Espartaria, en el Este
peninsular, estaban gobernadas por los primeros que eran aliados de
los sarracenos, mientras que el resto de Hispania apoyaba
mayoritariamente a Rodrigo. En
el año 711, con el pretexto de defender al descendiente de Vitiza,
un ejercito formado por 12.000 bereberes y capitaneado por Tariq,
cruza el estrecho de Gibraltar y ataca a Rodrigo. En muy poco tiempo,
conquistan Sevilla, Mérida y Toledo, donde se proclama la soberanía
del califato de Damasco. Ha nacido al-Andalus.
Los
árabes llegaron a tierras valencianas como aliados de Agila II y, al
renunciar éste a su soberanía, todo el territorio cedió
pacíficamente al islam. Tanto los cristianos como los judíos que
habitaban estas tierras fueron respetados en su respectivas
religiones, y sólo estaban obligados a pagar un tributo. Con el
tiempo ambos cultos fueron disminuyendo, sin llegar nunca a
desaparecer. Al principio hubo una progresiva islamización, ya que
los que se convertían al islam se libraban del tributo, y además,
no estaba permitida la esclavitud entre los musulmanes, por lo que
los siervos optaban por la conversión para liberarse.
Posteriormente, fueron acosados por los almorávides y los almohades.
Culla |
La
etnia predominante en la colonización de Valencia fueron los árabes
kalbís, mientras que los haritsis se instalaron en Onda y La Plana.
Los bereberes llegaron en gran números con las invasiones almorávide
y almohade. Al
llegar la relación entre las tribus invasoras fue caótica con
continuas luchas entre sí, aunque en el País Valenciano se
mantuvieron generalmente al margen, dedicándose al cultivo de las
fértiles tierras.
Castillo de Puertomingalvo |
El
califato desaparece al independizarse las provincias formando reinos
de taifas. Con ello se produce el resurgimiento de las primitivas
personalidades colectivas prerromanas, poniendo patente que durante
siglos, bajo las estructuras estatales, permanecía el sustrato
étnico-geográfico indígena, que en la franja mediterránea
correspondía al mundo íbero.
Castell de Corbó (Benassal) |
Los
reinos de taifas de la zona oriental de al-Andalus, entre Tortosa y
Almería, lo que conocemos como Sharq al-Andalus, fueron de los primeros en descomponerse, ya que el poder
estaba en manos de generales eslavos
de origen extranjero, desligados de los intereses del país.
Además, muchos de ellos eran eunucos, por lo que carecían de la
descendencia que les proporcionara la estabilidad de la monarquía
hereditaria, y su sucesión era muchas veces violenta.
En
época musulmana, la mayor parte del territorio que abarca el macizo
de Penyagolosa y la cuenca del río Montlleó, pertenecía al
castillo (hisn) de Culla. Existen referencias históricas de este distrito
administrativo desde 1128, cuando el príncipe almorávide Abû Bakr,
durante una expedición militar, sitúa el castillo de Kulya en
las fronteras orientales de al-Andalus. Más tarde, en 1213, se
describen los límites territoriales del castillo de Culla, al
donarlo Pedro II a la Orden del Temple. Según este documento
abarcaría los términos municipales castellonenses de Culla,
Benassal, Vilafranca, Benafigos, Atzeneta, Vistabella, Torre d'en
Besora, Vilar de Canes, y posiblemente parte de los de Puertomingalvo
y Mosqueruela, en Teruel.
Portal del Forn (Vistabella del Maestrat) |
Algunos
núcleos aún mantienen topónimos de origen árabe como el
antropónimo gentilicio de Benafigos, que podría tener su origen en
Aban Fuqqûs, apodo
musulmán que significa “el del cohombrillo”. Benassal podría
derivar del nombre Aban Inzâl. Y
La Torre de Vinrobí podría venir del árabe bury Aban
Rabî. Puertomingalvo procede
del latín Portum y el
antropónimo Ibn-Galvón que
significa “el paso del hijo de Galvón”. El nombre de Atzeneta
proviene del grupo tribal bereber de los Zanâta,
del cual hubieron en al-Andalus tres clanes a principios del s. XI.
Topónimos de la misma procedencia existen también en la Vall de
Albaida, en Alicante y en Mallorca.
Los
castillos tenían una función social, puesto que se destinaban al
refugio de los habitantes de las alquerias cuando estos eran atacados. Los campesinos, que eran libres y, en su mayoría,
propietarios de sus tierras, se protegian junto a su ganado dentro
del recinto amurallado. También residía en el castillo, el alcaide,
que era el funcionario administrativo que recaudaba los impuestos,
pero que no tenía funciones jurídicas ni religiosas, ya que estas
recaian en los cadíes y alfaquíes.
En
esta zona, la población tendía a concentrarse en los asentamientos
de altura, al amparo de los castillos, debido en parte a la cercania
de la frontera aragonesa. Los restos de uno de estos asentamientos
andalusies, de una etapa temprana, se encuentra en la cima del
Marinet entre Xodos y Penyagolosa. El castro de
Puertomingalvo, cuyo origen musulmán aún se puede constatar en el
castillo y en parte del lienzo de la muralla, sería otro ejemplo.
Mas del Montlleó (Vistabella) |
La
introducción de nuevos cultivos de regadío amplió la capacidad
productiva, tanto con especies orientales (naranja, caña de azucar,
arroz) como con los cultivos de verano, y mejoró la dieta de la
población. Incluso en estas tierras de montaña, allí donde había
un manantial o curso de agua se establecieron zonas de riego,
generalmente con una extensión menor a la hectárea, asociadas a
áreas residenciales reducidas.
Valle del río Montlleó. Al fondo Culla. |
En
este territorio, la agricultura de secano estaba representada por los
cereales, olivos, algarrobos, almendros y viñedos. Completaba su
economia la ganadería, el comercio de los excedentes, y la
explotación de la minería del hierro. El mineral se extraía de
minas como la de La Cova de la Mina en Benassal, y se
transformaba para la fabricación de herramientas y armas.
(1) POVEDA
SÁNCHEZ, ÁNGEL. La Investigación sobre el hidraulismo andalusí y
los asentamientos localizados en el Alto Maestrazgo (Castellón).
Revista de Historia Económica. Primavera-verano 1999.
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