jueves, 22 de diciembre de 2011

Las Ampolas (Puertomingalvo)

Las Ampolas

          Situados en la villa de Puertomingalvo, si dirigimos nuestra mirada hacia el norte nos encontraremos con una elevación montañosa uniforme, que se alza entre 300 y 400 m. sobre el valle, y cuyas suaves cumbres rondan los 1700 m. de altitud. Lo primero que sobresale de su fisonomía son las bandas horizontales de color claro, correspondientes a los estratos de roca caliza, que destacan sobre los tonos verdes de la vegetación que puebla su vertiente sur. Nos estamos refiriendo a Las Ampolas.
Las Ampolas
          Su nombre puede proceder de la palabra amapola, planta herbácea invasora de los cultivos cerealistas, cuyas llamativas flores rojo escarlata tanto nos atraen. Es cierto que en el valle siempre se ha cultivado el cereal y por lo tanto también han proliferado las amapolas. Otra posible procedencia del orónimo Ampolas podría ser del catalán ampolla, o botella, que aquí tendría el significado de “cuello de botella”, refiriéndose al paso estrecho de ganado y gente, que sin duda existen en los collados que se forman entre estas montañas. La fuerza del topónimo es tal que se ha utilizado para identificar muchos de los lugares de la sierra, como por ejemplo las Ampolas de Carlos, Ampolas de Valero, Ampolas de Chimo, Ampolas de Casimiro o el barranco de las Ampolas. Excepto este último, los demás topónimos se corresponden con el área de influencia de las masías del mismo nombre, situadas todas ellas en la solana, de clima más benigno, alrededor de los 1400 m. de altitud.
Arces entre los pinos
          Las Ampolas forman parte de las estribaciones suroccidentales de la sierra de Mayabona, que es divisoria de aguas entre las cuencas del río Majo, al norte, y el río Montlleó, al sur. De hecho en estos montes se halla el origen de ambos ríos, del Majo a partir del barranco de la Mimbrera, y del Montlleó a través de la Rambla del Puerto.
          Las rocas que forman estas montañas son sobre todo calizas arenosas y margas, que se formaron a partir de los sedimentos que se depositaron en el mar de Tetis a comienzos del Cretácico Superior, hace 100 millones de años. Los estratos, ligeramente plegados, modelan suaves rampas en la vertiente norte, mientras que la ladera sur es más abrupta , como consecuencia de una larga falla, mostrando los estratos rocosos desnudos. El punto más alto se encuentra en el Canto del Mas de Herrero o Cabezo de las Ampolas, con 1721 m. , le sigue la Muela de las Hoyas con 1705 m. en el extremo occidental, aunque el más conocido, por su prominente mojón blanco, es el vértice geodésico de las Ampolas de 1698 m.. De estas cumbres descienden varios barrancos que dejan entre ellos suaves lomas, como el barranco de las Hoyas, el del Buitre y el de las Ampolas al sur, primeros aportes de la Rambla del Puerto, y el barranco de la Mimbrera y el Zarzoso al norte.
Manantial del barranco Zarzoso
          En las entrañas de estos montes existen algunas cavidades subterráneas como el pequeño abrigo de pastores de las cuevas del Mas de Herrero, y la Cueva de Valero, de mayores dimensiones y con abundantes formaciones vírgenes de estalactitas y estalagmitas. Las fuentes más destacadas son la de Doña Tora, en el extremo occidental de la sierra y el de la Teja en las cercanías de la Masía del Zarzoso. Existen además pequeños manantiales como el situado en la cabecera del barranco del Zarzoso.
Quejigos en el pinar de las Ampolas
          La vegetación que observamos se corresponde con el piso montano donde se encuentra. En la solana hallamos carrascas en la zonas bajas, y según ascendemos predominan los pinos silvestres y laricios acompañados de quejigos solitarios o en pequeños grupos. En los alrededores de las masías vemos algunos ejemplares de serval común o acerolo. Entre los 1500 y los 1700 m. la fuerte pendiente hace que aparezcan grandes claros de tomillares-pradera, que son colonizados por pinos aislados junto con arces, sabinas y enebros. Allí donde la altitud y la pendiente lo permitió se realizó el abancalamiento del terreno para el cultivo del cereal, aunque hoy éste sólo se mantiene en el valle. Las cumbres están pobladas por las sabinas rastreras y erizones o coixins de monja , y los pinos resistentes a los fuertes vientos. En la vertiente norte, la umbría da abrigo al pinar de pinos silvestres, muchos de cuyos troncos están cubiertos de líquenes. El sotobosque está tapizado de prados y salpicado de enebros, rosales silvestres y pequeñas plantas como las violetas. Los bosques son explotados para la extracción maderera desde la edad media, favoreciendo las especies más productivas como el pino. También han sido y son aprovechados como pastos para alimentar al ganado sobre todo ovino, aunque en los últimos años se extiende también el vacuno.
Violetas

          Otro de los aprovechamientos de estos montes, que pugna con los anteriores, son las canteras a cielo abierto de losa caliza ornamental que desde hace años se extienden por las lomas de poca pendiente. Aunque existe un control administrativo de las explotaciones, para evitar el daño ambiental, éstas han generado un fuerte impacto en algunas zonas que tardan años en recuperar el suelo y la vegetación autóctona, una vez que se abandona la explotación.

Vértice geodésico de Las Ampolas
          Había antaño dos caminos muleros que atravesaban las Ampolas procedentes de El Puerto. El occidental, hoy prácticamente desaparecido, era el camino de la Masía del Cabezo que, pasando por encima de la Masía de Herrero, cruzaba el collado del Barranco del Buitre en dirección a El Plano. El otro, aún transitable en la actualidad, era el llamado camino de las Ampolas que, pasando por el Mas de Valero remontaba el collado de las Ampolas encaminándose hacia Mosqueruela y El Cabañil. Hoy son algunas pistas las que facilitan el acceso a la sierra por su vertiente norte, para la extracción de la madera y de las piedras calizas de las canteras.
          Durante la Guerra Civil española, se utilizaron las cimas de Las Ampolas para atrincherar a las tropas del ejército republicano que intentaba detener el avance hacia Valencia del ejército sublevado. Todavía se pueden ver hoy algunos parapetos de piedra entre sus cumbres.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El Rebollar de Sant Joan de Penyagolosa


El Rebollar

          Al noroeste del Ermitorio de Sant Joan de Penyagolosa, en las lomas que lo resguardan por el norte, ha sobrevivido un bosquecillo de robles melojos o roures rebolls (Quercus pyrenaica) en el lugar conocido como El Rebollar.

El Rebollar
          Este espacio se asienta sobre calizas arenosas y areniscas con abundante óxido de hierro, que fueron depositadas durante el Aptiense Superior, al final del Cretácico Inferior, hace unos 90 millones de años. Estas rocas erasionadas aportan el suelo ácido, carente de cal, que necesita el melojo para prosperar. Además, la erosión ha formado balmas que han servido de refugio para el ganado y los pastores como la Coveta dels Carboners o la Cova del Rebollar.

Coveta dels Carboners
          El rebollo es un nombre compartido con otros tipos de Quercus, según el área geográfica donde se encuentra. Así, en Aragón se llama rebollo al Quercus faginea, generalmente conocido como quejigo o roure valencià, y en el País Valenciano el roure reboll es el Quercus pyrenaica, que en español comúnmente se le denomina melojo o rebollo.
          El Rebollar, que se halla entre los 1400 y 1500 m de altitud, es una isla de robles melojos en un pinar de pinos silvestres moteado de pinos rodenos. Está formado por robles jóvenes, de altura modesta y troncos delgados. En las zonas donde está más densamente poblado no permite la aparición de monte bajo, ya que sus numerosas raíces horizontales y superficiales lo invaden todo. Pero allí donde se mezcla con los pinos aparece el sotobosque ocupado por helechos, acebos, zarzas, brezos, verónicas, geranios sanguíneos y una frágil orquídea, la Cephalanthera damasonium, la curraià para los valencianos.

Hojas de roble melojo en otoño
          El melojo tiene un tronco derecho de corteza rugosa y dura, con un tono pardo grisáceo. Sus hojas son oblongas, con margen profundamente lobulado, lo que lo distingue claramente del roble quejigo, muy extendido en Penyagolosa, cuyas hojas tienen un margen dentado. El color de las hojas es verde claro, cuando salen en primavera, pasando a verde intenso según avanza el verano. En otoño se tornan amarillas al marchitarse, adquiriendo tonos pardos cuando se secan. En esa estación el árbol pierde las hojas de las ramas altas, pero suelen permanecer en las ramas bajas, fenómeno que se conoce como marcescencia.
Hojas de acebo

          Este tipo de roble se da en suelos silíceos con clima continental y húmedo, soportando bien las grandes diferencias térmicas, así como las heladas debido a su corto período de desarrollo vegetativo. En la península ibérica se extiende por las montañas del centro y mitad norte. Escasea hacia el sur y este, al aumentar los suelos calizos y el clima seco, aunque llega hasta los montes del sur de Andalucía. Su presencia en las montañas del este peninsular es poco frecuente limitándose a las Muntanyes de Prades (Tarragona) y a aquí, Penyagolosa, donde está restringido a unas 4 Ha. en El Rebollar y algunos ejemplares diseminados en las proximidades de la Moleta de Mor.
Antiguamente el roble melojo ocupaba áreas más extensas de Penyagolosa pero el carboneo intensivo durante la posguerra estuvo a punto de hacerlo desaparecer. Sin embargo, en los últimos años, allí donde se ha protegido o ha disminuido su uso intensivo por parte del ganado y los leñadores, poco a poco, se está recuperando ganando terreno al pinar, gracias a su facilidad para rebrotar a partir de sus extensas raíces.

jueves, 1 de diciembre de 2011

La romanización


L'Arc de Cabanes
En nuestro territorio, los pueblos iberos entraron en contacto con el resto de pueblos mediterráneos, de los que asimilaron diversos aspectos culturales, mercantiles y político-administrativos.
A principios del s.III aC. Cartago dominaba la vida comercial de las tierras valencianas y mantenía como aliados a la mayoría de las tribus iberas. Su influencia se extendía desde el Ebro hasta Andalucía, mientras Roma controlaba el norte por un acuerdo entre ambas potencias.
Sin embargo se produjeron unos hechos que marcaron la entrada de Roma en toda península: el asedio y destrucción por parte de los cartagineses, dirigidos por Aníbal, de la ciudad ibera de Arse (Saguntum), aliada de Roma. Como consecuencia de ello se inicia la Segunda Guerra Púnica (219 a 202 aC.) que Roma mantuvo para echar a los cartagineses del territorio hispano.

L'Arc de Cabanes

Al finalizar estos acontecimientos bélicos se produce la represión de los pueblos iberos aliados de los cartagineses, y la destrucción de muchas de sus ciudades que acabarán por desaparecer. Entre las que se mantuvieron e incluso florecieron, se encuentra Arse (Saguntum), aliada de Roma.
Para la sociedad ibérica, la romanización supuso un proceso de asimilación gradual en el tiempo, puesto que duró dos siglos, y desigual en el espacio, ya que afectó en principio a los núcleos urbanos, y de estos se extendió a las zonas rurales. Los pueblos iberos, sin llegar a perder su propia cultura, experimentarán cambios sociales, económicos, culturales, tecnológicos y lingüísticos, que los convertirán en una provincia romana.
La administración romana implantó un modelo de ciudades, agrupadas en provincias, en las que las funciones estaban jerarquizadas. El territorio valenciano formaba parte en un principio de la Provincia Citerior, y más tarde de la Tarraconense. Administrativamente se distinguían las colonias, como Valentia, cuyos pobladores procedían del exterior, los municipios cuyo origen era local pero organizados a la manera romana, como Saguntum y Lesera, cerca de Forcall, y las ciudades (civitates) que tenían el rango inferior.
En cuanto a la distribución urbana, se planifican los espacios públicos y privados, destacando entre los primeros el foro, que es el centro cívico, religioso y administrativo. Aparecen las grandes mansiones de las clases acaudaladas y, las necrópolis se sacan de los límites urbanos, a las vías de acceso a las ciudades.

Estela funeraria de Puertomingalvo

El poblamiento experimenta un cambio respecto a la etapa ibera, ya que las nuevas poblaciones no suelen ocupar los núcleos iberos. El poblamiento rural abandona el hábitat concentrado y amurallado, y se extiende el disperso, en pequeñas explotaciones agrícolas, que a partir del s.I se transformarán en villas romanas.
Los recursos agropecuarios son explotados de forma organizada, sobre todo cuando se instalan las familias itálicas, primero destinando la producción para el mercado local y después, a partir del s.I, para la exportación al resto del imperio, en especial a Italia. Por todo el territorio se esparcen villas rústicas que son el centro de la actividad agrícola, y propiedad de familias ricas. En los llanos del interior, se cultiva trigo, arboles frutales, y la vid y el olivo para la producción de vino y aceite. En las zonas montañosas predomina la ganadería extensiva.

Durante la época romana se crea la red de comunicaciones, cuyo eje vertebrador en tierras valencianas será la Vía Augusta, que desde Roma lleva hasta Cádiz. Esta vía, al pasar por nuestro suelo, concentra a su alrededor buena parte del poblamiento y riqueza, uniendo las principales ciudades como Saguntum, Valentia, Saetabis, Ilici. En realidad, circula por un viejo camino ibérico que Augusto reconstruye entre el año 8 y 2 aC., dotándolo de servicios de posta para facilitar la rápida difusión de la información y el transporte público.
La Vía Augusta entraba por el norte, en tierras castellonenses, cruzando el río Senia cerca de Sant Joan del Pas, y avanzaba hacia el sur por Traiguera, La Jana, Sant Mateu, Salzedella, Coves de Vinromà, Vilanova de l'Alcolea, Bell-Lloc, Pobla Tornesa, Borriol y Vila-Real, continuando por Sagunto hacia Valencia. Junto a la vía se han hallado restos de asentamientos romanos, perdurando algunos en las poblaciones actuales de Traiguera, La Jana y Sant Mateu. También han aparecido varios milliarii, columnas de piedra utilizadas para señalar la distancia en el camino, que equivalían a mil pasos (1.481,5 metros). Entre Bell-Lloc y la Pobla Tornesa, se halla el conocido Arc de Cabanes, monumento funerario construido alrededor del s. II de nuestra era, posiblemente para honrar la memoria de un rico propietario. De este arco sólo se conservan las pilastras y las dovelas de la arcada, pero en su origen tenía un cuerpo superior cuadrangular. Justo aquí cruza una vía de penetración hacia el interior que seguía un trazado perpendicular a la costa, de este a oeste, en dirección a tierras aragonesas.
Camino de descenso al río Montlleó

Esta vía secundaria, transversal a la Vía Augusta, tenía su origen en Torre de la Sal, al norte de Orpesa, un destacado enclave ibérico que poseía un activo embarcadero. Tras atravesar la marjal de Cabanes, conectaba con la Vía de la Costa, en la se encuentran los restos ibéricos y romanos del Bordissal, continuaba cerca del asentamiento ibérico del Campello, por el Camí de la Fusta, hasta llegar a Cabanes. Desde aquí se dirigía a Vistabella del Maestrat por el mas de l'Arc, donde enlazaba con la Vía Augusta, y seguía por la Vall d'Alba y la Pelajana, cruzando la rambla de la Viuda para ascender al Coll de la Bassa y encaminarse a Atzeneta del Maestrat. Desde aquí, por el Coll del Vidre, iba a Vistabella desde donde se encaminaba hacia el Pla para atravesarlo y descender el cañón del río Montlleó. Cruzaba el río por un puente próximo al mas del Pont, en el lugar donde hoy se halla otro de origen medieval, aunque se le conoce con el nombre de Pont Romà o puente de Maravillas. En este tramo se conservan trechos de camino empedrado. Desde aquí, la vía remontaba hacia Mosqueruela pasando cerca de la masía de Las Calzadas, y el lugar conocido como Las Calzadicas, cercano ya a esa población.
En el área que nos ocupa, los restos romanos hallados hasta el momento son más bien modestos, lo que confirmaría que la mayor influencia colonizadora se produciría en el litoral y corredores prelitorales. La ciudad ibero-romana más septentrional en tierras valencianas sería Lesera, situada en la Moleta del Frares, en El Forcall. Ésta ocupaba un recinto amurallado de unas 6 Ha y estuvo poblada hasta el s.III dC. Lo que más abundó en nuestra zona fueron las villas y pequeños núcleos de población asociados a explotaciones agrícolas y ganaderas.

Pont romà o de Maravillas

En Puertomingalvo, se encontraron unas estelas funerarias con inscripciones latinas, del s. I-III dC., en lo que podría ser una necrópolis situada en el paraje conocido como el Montañes. Una de estás inscripciones está destinada a “Sulpicia Sexti filia/ domo Edeba”, una mujer procedente del municipio romano de Edeba, que para algunos historiadores (1) se encontraría a unos 30 km, en El Morrón (La Iglesuela del Cid). Este gentilicio sólo ha aparecido aquí y en Alcalá de Xivert, distante 48 km de El Morrón, por lo que es probable que existiera algún parentesco entre ambas familias.
Otros yacimientos de la zona, en los que ha aparecido cerámica sigillata, están relacionados con anteriores ocupaciones iberas, como son el Castell de Corbó (s.IV-V dC.) en Benassal, y el Tossalet de la Valera (s. II dC.) en Atzeneta. En Vistabella del Maestrat, están la Moleta del mas de Salvador (s. I-II y IV-V dC) y el Mas de l'Alforí, donde se hallaron restos de un asentamiento tardo-imperial y fragmentos de dolia (grandes recipientes) y tejas. En Vilafranca se localizó una pequeña inscripción sin datar en el Racó dels Calbos, y fragmentos de sigillata en el Pla de la Cana.

(1)Josep Corell – X. Gómez Font, Inscripcions romanes del País Valencià II. 1. L’Alt Palància, Edeba, Lesera i els seus territoris. 2. Els mil·liaris del País Valencià. Publicacions de la Universitat de València 2005.

martes, 22 de noviembre de 2011

Sant Joan de Penyagolosa - río Carbo

Resumen.

          Ruta muy recomendable que transita por la parte alta del valle del Carbo, ofreciéndonos excelentes vistas de sus vertientes. Visitaremos algunas de las masías que lo pueblan, y podremos contemplar la belleza de las cascadas del río Carbo.
Cascada del Carbo





Distancia aproximada: 13,2 km
Desnivel acumulado aproximado, en bajada y subida: 800 m.

Enlace al track de la excursión





Descripción del recorrido.

          Iniciamos esta ruta en el ermitorio de Sant Joan (1280 m), en el corazón de Penyagolosa. Aquí tomamos el sendero GR-7 que se dirige a Villahermosa del Río, y que sale de la parte de atrás de la hospedería. Al principio es una pista que cruza el barranco de la Carbonera, y asciende por un pinar de pinos silvestres y laricios. En el collado de la Lloma Plana (1370 m), una cancela nos recuerda que estamos en zona de pastoreo de ganado vacuno. Salvamos el alambre y continuamos unos metros por la pista para desviarnos poco después, siguiendo las marcas blancas y rojas, por otra que baja por la izquierda hacia el valle del río Carbo. Nos hallamos en la cabecera oriental del valle, y desde aquí podemos observarlo en casi toda su longitud, ya que al sur alcanzamos a ver Villahermosa del Río, lugar donde finaliza.
Maluendas
          Unos pocos metros más abajo, cuando la pista se bifurca y el GR-7 sigue el camino de la izquierda, nosotros lo abandonamos para continuar recto hacia el caserío de Maluendas. Ahora la vegetación cambia y predominan las carrascas y los robles quejigos, salpicados de arces. Junto al camino, en una pared rocosa vemos la Covarxa , un abrigo de pocos metros de longitud. Aquí asoman por el acantilado un grupito de tejos jóvenes, compañeros del que puede ser el tejo más longevo de Penyagolosa, enraizado entre los canchales de la base de pared. Sobre nuestras cabezas el Mas Roig, del que existen referencias desde el s. XVI, nos observa con su portal en arco de medio punto. La pista, en buen estado, cruza los barrancos Obscur y Carbo, originarios del río. Encontramos una cancela que nos avisa de que Maluendas está habitado y tras ella, a la izquierda del camino, se encuentra la Font de la Canaleta, con abrevadero y una pequeña balsa en desuso.
          Llegamos al caserío, y tras pasar las dos primeras casas vemos a la derecha, entre el otro grupo de edificios, unas marcas blancas y amarillas que nos indican el sendero hacia la Masía de los Juanes. Es una senda poco definida que transita primero por unos bancales yermos hacia un pequeño claro entre carrascas que tenemos enfrente. Cuando sobrepasamos estas carrascas veremos la masía a donde nos dirigimos. Accedemos a la Masía de los Juanes (1200 m) por las eras y proseguimos hacia el Barranco de los Sapos, siguiendo una senda que lo cruza junto a grandes bloques de roca caliza entre los que se halla la Cueva de la Vaca, un refugio para el ganado cerrado con muro de piedra.
          El sendero, ahora claro, cambia su dirección y se encamina hacia el sur en breve ascenso hasta El Castellar (1270 m), un balcón poblado de sabinas de poca altura, desde el que obtendremos buenas vistas del valle del río Carbo. El lugar recibe este nombre por los vestigios que existen de antiguas construcciones, ya que parece que estuvo poblado desde la prehistoria hasta la época musulmana. Hacia el este, en la vertiente opuesta, vemos el barranco de Marcén y los Cingles en primer termino y, al fondo, Penyagolosa. En esta parte del valle se asientan varias masías, algunas habitadas, que aprovechan su cercanía al río para cultivar pequeñas huertas. Antaño se explotaban numerosos bancales, arrebatados a las laderas, donde se sembraban cereales, cuyos granos eran molidos en el Molino de la Roca o en el Molino de Abajo.
Casa Celades
          Desde este promontorio iniciamos un prolongado descenso que nos llevará al lecho del río y a sus célebres cascadas. El camino, construido en este tramo sobre los escarpes rocosos, zigzaguea para salvar dos grandes escalones. Aquí las carrascas compiten con las sabinas y algunos enebros. Al poco llegamos a unos bancales incultos de terreno rojizo, fruto de las roca arenisca cargada de hierro que los rodea, y poblados de pinos y carrascas. La senda se bifurca varias veces, pero nosotros debemos tomar siempre la que se dirija a la Casa de Celades (1060 m). Un vez en las casas, que se encuentran habitadas, accedemos a las eras superiores y proseguimos nuestro camino hacia el oeste, pasando por una fuente con balsa que se encuentra al abrigo de unas monumentales encinas.
Caseto Royo
          A continuación cruzamos el barranco de las Parras y nos encaminamos al Mas de Llobet (1060 m), otro grupo de casas situadas más al sur. Cuando llegamos a ellas, el sendero retoma el descenso por unos bancales que pronto abandona para serpentear por el denso carrascal, moteado de pinos blancos y rodenos. Este camino era utilizado por los masoveros para ir al Molino de Abajo y a Villahermosa del Río. Su firme está empedrado en algunos tramos, y a sus lados prospera el espeso sotobosque formado por coscojas, romeros, aliagas y enebros.
          Cuando salimos del carrascal, dejamos a nuestra izquierda una senda que se dirige al Mas de las Llaves, y continuamos descendiendo hasta llegar al Caseto Royo (920 m), una casa construida con piedra de arenisca roja, donde abandonaremos el camino de Villahermosa para desviarnos, iniciando el regreso de esta ruta circular. Caminamos entre la casa y un muro de piedra que la protege del escarpe, en el que han crecido dos piteras. En el río se puede ver el Molino de Abajo, rodeado de chopos, justo donde el barranco de los Izquierdos desagua en el Carbo.
Cascada del Carbo
          Ahora la senda se orienta hacia al norte atravesando un bancal y, entre carrascas, nos aproximamos al lecho de río que alcanzaremos por encima de una pequeña cascada, frente a las ruinas del Molino de la Roca. Avanzamos aguas arriba para localizar la cascada más grande y bella de las que pueblan el Carbo. En una estrecha y sombría garganta, revestida de toba calcárea, vegetación y musgo, el caudal del torrente se precipita varios metros sobre una poza de aguas verdes.
          Después de relajarnos en la contemplación de este bello entorno, volvemos por nuestros pasos para vadear el río, y ascender por una senda que deja a la derecha las ruinas del molino. En pocos minutos llegamos al GR-7 que procedente de Sant Joan se dirige a Villahermosa. Lo tomamos en dirección norte (izquierda), sin abandonarlo hasta el final de la excursión.
Carrasca
          Pronto pasamos por las casas del Mas de Coria, y serpenteando entre bancales ascendemos por la ladera occidental de Marcén, donde entre la garriga a veces nos sorprenden grandes ejemplares de carrascas. El sendero va ganando altura regresando a la vertiente del Carbo, que alcanzamos frente al barranco de los Sapos. En la confluencia de este barranco con el río Carbo se encuentran los ojales que le proporcionan su caudal. En este tramo el camino es bastante aéreo, atravesando largos canchales que se precipitan por la pendiente. Al acercamos al collado el camino se funde con una pista forestal. Hemos llegado al pinar de pino laricio, en el que algunos arces intrusos salpican de color amarillo y rojo los días de otoño.
          Pronto arribamos al cruce con la pista de Maluendas, por donde hemos iniciado la ruta. Ahora, siguiendo las marcas blancas y rojas, regresamos por la Lloma Plana hasta Sant Joan de Penyagolosa.

jueves, 17 de noviembre de 2011

El río Carbo (Villahermosa del Río)

Valle del Carbo

Este pequeño río está situado al SO de Penyagolosa. El origen del topónimo Carbo podría estar en la palabra preromana Quer, que significaría peña grande. En la carta de población de Villahermosa de 1243 se hace referencia al portun de Chera, luego en la de Vistabella de 1251 se habla de Caro, y de aquí pasaría al actual Carbo. La mayor parte de su cuenca se encuentra dentro del término de Villahermosa del Río, como una cuña encajada entre los términos de Puertomingalvo y Vistabella, y sólo una pequeña porción pertenece al Parc Natural de Penyagolosa, en concreto la zona alta del Barranc dels Morts, en las estribaciones occidentales de los Cinglos de Marcen. Es afluente por la izquierda del río Villahermosa, y por tanto forma parte de la red fluvial del río Mijares. Su reducida cuenca hidrográfica tiene una extensión aproximada de 2650 Ha., y la longitud de su curso fluvial ronda los 9 km., descendiendo en esa distancia cerca de 1000 m., desde los 1650 m de  l'Alt de Asevar hasta los 660 m de la desembocadura, lo que le aporta un perfil bastante abrupto y encajado.






Calizas del valle del Carbo
          El río ha excavado una secuencia estratigráfica que  va desde el Cretácico Superior, en la parte alta, hasta el Triásico en la desembocadura, sin embargo los sedimentos no afloran uniformemente ya que nos encontramos en un territorio fracturado por varias fallas, en especial al oeste y al sur de la cuenca.
Según descendemos de altitud podemos observar los materiales depositados en cada período geológico. Así, entre el Barranc dels Morts y Maluendas, nos encontramos con calizas arenosas y margas, donde abundan fósiles marinos como Ostreas, Rudistos, Gasteropodos y Orbitolinas. En el Barranc de Marcen y la zona de la Casa de Celades, predominan las areniscas y arcillas de tonos claros y rojizos. En el área del Mas de los Juanes y al sur del Molino de la Roca, hallamos calizas y margocalizas grises con abundantes fósiles de Orbitolinas, y también areniscas con abundante hierro que le proporcionan el color rojo característico. Del Molino de Abajo a Roncales, lo que proliferan son las calizas arenosas y las margas, y un poco más abajo retornan las areniscas. Y por último, al llegar a Villahermosa, aparecen las calizas dolomíticas gris oscuras, con margas, y arcillas de tonos verdes y rojizos, intercaladas con yesos.
Bancales abandonados

El curso principal del río tiene una orientación NE-SO por lo que no existen grandes diferencias de insolación entre las dos vertientes. Sin embargo, los barrancos tributarios con una orientación E-O si poseen esta diferencia, como ocurre con los barrancos de Marcen, de los Izquierdos y de la Cepera, todos ellos en su margen izquierda y , como suele ocurrir en las comarcas de montaña, las vertientes más soleadas serán aprovechadas para el cultivo mediante el aterrazamiento de las laderas, si la pendiente lo permite, dejando la umbría para el desarrollo del bosque, en este caso de carrascas y pinos blancos y rodenos. Los campos baldíos han sido invadidos por la garriga de coscojas, romeros y aliagas, mientras que en la ribera del río se extienden los álamos, sargas y juncos.


Marcen y Penyagolosa
En el emplazamiento de Roncales, a 800 m de altitud, y en las cercanías de Villahermosa, 100 m. más abajo, el valle se ensancha permitiendo el aterrazamiento y la extensión del cultivo de regadío mediante acequias. Huertas y frutales pueblan la margen derecha del río, mientras la izquierda permanece escarpada impidiendo su explotación.

El río Carbo mantiene cierto caudal durante todo el año, gracias a la surgencia más destacada del macizo de Penyagolosa. Ésta se encuentra al pie del Cinglo Estrecho, en la confluencia del Carbo con el Barranco de los Sapos, al sur de las casas de Maluendas. En este lugar de difícil acceso, las aguas surgen de dos manantiales enfrentados, situados a ambos lados del estrecho congosto. Existen además, poco más arriba, dos ojales , el Negro y el del Tollagar, que tras las los días de lluvia, se activan en la orilla izquierda del río, aportándole mayor caudal, el cual circula precipitado entre gargantas, creando pequeños saltos y pozas.
Cascada del Carbo
En este interesante paraje se encuentran las cuevas del Carbo, viejas formaciones calcáreas creadas por la erosión de las aguas. También destaca la gran cantidad de toba calcárea acumulada en las vertientes, por la precipitación, sobre la vegetación existente en cada momento, del carbonato cálcico trasportado por el agua a lo largo de los años.
Es especialmente bello el trecho cercano a las casas del Carbo donde se encuentra una espectacular cascada, y varias marmitas de gigante excavadas en el lecho de roca caliza, junto a las ruinas del antiguo Molino de la Roca. El lugar, entre pequeñas huertas y acequias, está muy cuidado merced a la atención de los vecinos que habitan los mases, nuevos masoveros de extracción urbana que hace unos años abandonaron las comodidades de la ciudad y se integraron plenamente en la dura vida del valle, que prácticamente había desaparecido al emigrar sus antiguos habitantes desde mediados del s.XX. Gracias pues a ellos, hoy disfrutamos de este armonioso paisaje, y deberíamos hacer todo lo posible para que así se mantenga, sin que la visita de los excursionistas perturbe el equilibrio logrado.
Río Carbo

El sendero de gran recorrido GR-7 discurre por casi todo el río, desde el collado de la Lloma Plana, cerca de la cabecera, hasta su desembocadura, tras atravesar el congosto de La Hoz, cercano ya a la población de Villahermosa. Durante el trayecto pasa próximo a las casas del Mas de Coria, un par de molinos abandonados y el caserío rehabilitado de Los Roncales, donde existen dos casas rurales en las que es posible alojarse.


lunes, 17 de octubre de 2011

Mosqueruela - río Majo

Resumen.
          Esta excursión nos descubre la geografía del río Majo recorriendo el cañón de su parte central, entre Mosqueruela y el Mas de Usadas Nuevo,  además utilizaremos un tramo del tradicional camino de La Estrella que transita por un boscoso pinar.
Meandro y "castillo" en el río Majo



Distancia aproximada: 18,8 km
Desnivel acumulado, en bajada: 610 m., en subida: 610 m.

Enlace al track de la excursión





Descripción del recorrido.

Procesión de despedida
de la romería de La Estrella
          Para conocer el río Majo vamos a seguir, en parte, el camino de la romería de la Virgen de La Estrella. Esta rogativa mariana se realiza cada año el último domingo de Mayo, y reúne a centenares de romeros en unos festejos que se prolongan durante cuatro días. El viernes, las mujeres de Mosqueruela, elaboran los rollos de la Caridad que serán repartidos durante la fiesta, el sábado se bendicen los rollos y por la noche se canta el Magnificat en la iglesia, el domingo despierta con el rosario de la Aurora, después se almuerza y tras la misa mayor, al mediodía, se inicia la romería pasando por la ermita de Nuestra Señora de Loreto. A mitad camino, en la Fuente Aparicio, se realiza una parada para reponer fuerzas. La llegada al Santuario de la Estrella se produce hacia las seis de la tarde entre volteos de campanas y cánticos. El lunes se reproduce en el santuario todo el ceremonial del día anterior, el rosario de la Aurora, la misa mayor, el canto de los gozos y el regreso por el mismo camino hasta Mosqueruela, donde se recibe a los romeros con fuegos y repique de campanas.


Arquitectura popular
en piedra seca
          Partimos pues, como los romeros, de la ermita de Loreto  del s. XVI-XVII, siguiendo el camino señalizado como PR TE-83. Primero se dirige hacia el Sur y después de pasar junto a los cementerios, se desvía hacia el Este, cruzando el barranco de la Horca, donde probablemente se ajusticiaba a los condenados en la edad media. Caminamos en suave descenso por una pista entre bancales, muchos de ellos abandonados. Nos hallamos en un paisaje humanizado donde las construcciones en piedra seca se extienden por todo el territorio, obteniendo de él el máximo provecho posible. Así, además de los muros para abancalar las laderas y extender los cultivos, vemos muros que delimitan las parcelas y las protegen del viento y del ganado, y casetas para guarecerse o almacenar materiales, o incluso algún aljibe.
          Después de una curva cerrada del camino, éste se bifurca en dos, el de la izquierda mantiene la cota y sigue las marcas blancas y amarillas del PR, pero nosotros lo abandonamos temporalmente para descender por el de la derecha hacia el lecho del río Majo. Estamos en el Camin Real procedente de Vistabella del Maestrat, que conserva el firme empedrado en algunos tramos. Al llegar al cauce seco del río vemos las Calzadicas en la vertiente opuesta, una rampa que remonta la ladera en zigzag facilitando el tránsito de animales de carga y carretas. Siguiendo ese camino llegaríamos a Vistabella del Maestrat, después de atravesar el río Montlleó por el puente medieval de Maravillas. Pero ahora nos desviamos a la izquierda permaneciendo en el lecho hasta volver a encontrarnos con las marcas del PR, un poco después aguas abajo.
Sarga en flor
          Retomamos el camino de la Estrella y enseguida abandonamos el río para ascender por la orilla derecha, siguiendo las marcas blancas y amarillas, adentrándonos en el pinar umbrío donde se entremezclan el pino silvestre y el laricio. El ascenso se prolonga durante unos 2 km hasta salir del pinar, luego mantiene más o menos la cota de los 1400 m y llegamos a la fuente Aparicio, parada obligada en la romería de La Estrella, donde se reparten entre los romeros los rollos de la Caridad, huevos duros y vino. Continuamos por la pista unos minutos rodeando el monte de El Gallo (1504 m) y llegamos al collado del Inzuelo. Aquí se parten las aguas de escorrentía, a la derecha (sur) se deslizan por el barranco del Acebar al río Montlleó, y a la izquierda (norte) lo hacen hacia el río Majo. Ahora renunciamos al camino de La Estrella, y a sus marcas de PR, y tomamos el de la Umbría, una pista que baja serpenteando por la izquierda. A unos 1300m desde el collado sale otra pista menos transitada por la izquierda que se dirige al Mas de Usadas Nuevo, la tomamos y seguimos descendiendo hasta que , muy cerca ya del mas, hace una curva pronunciada a la derecha, momento en el cual la dejamos para tomar una senda por la izquierda que se precipita hacia el lecho del río. Enfrente de nosotros, en la vertiente opuesta vemos el Mas del Puntal.
          Una vez en el cauce, normalmente seco, vamos remontando su curso meandrizante de regreso a Mosqueruela. Caminaremos por sendas de ganado evitando en lo posible el suelo pedregoso del barranco, teniendo siempre la umbría a nuestra izquierda, donde la vegetación prospera gracias a la humedad, en especial el pino laricio y el silvestre, y a la derecha la solana, en la que predomina la carrasca, aunque se ha abancalado para cultivar la tierra, allí donde ha sido posible. En las orillas del cauce surgen de cuando en cuando álamos negros, arces, tilos, sargas o avellanos.
Río Majo
           Al poco de caminar por el río encontramos las huellas de un ojal en la vertiente sur (izquierda), que sólo mana tras lluvias fuertes. En el siguiente meandro llegamos al desagüe de dos barrancos, por la derecha el barranco de Valderagua, y por la izquierda el de la Parrilla. A continuación, en otro meandro encajado, nos vemos obligados a atravesar un estrecho paso en una garganta con importantes derrumbes. El río ha formado aquí un estrecho cañón, sacando a la luz los estratos calizos horizontales que son visibles a ambos lados. Desde la rambla hasta las cumbres planas que la rodean existe un desnivel de 300 m . Entre las paredes verticales asoman pequeños cerros testigo que los mosqueruelanos han bautizado como castillos, así podremos ver el castillo de Trapos, el de Valderagua o el de Mocho. En esta zona se han descubierto varios yacimientos arqueológicos de la edad del bronce.
Río Majo
          Bajo el castillo de Trapos, en la solana, hay una discreta fuente, poco después llegamos al desagüe del pequeño barranco del Boiro, por la derecha, y unos 500 metros más adelante hay otro manantial, utilizado por el ganado, en la desembocadura del barranco del Pescatero, cerca ya del Mas de Mocho. Para salvar el meandro que hace aquí el río, franqueamos una cancela que hay a nuestra derecha que accede al Mas de Mocho, y cuando pasamos éste volvemos a una senda cercana al torrente que nos conduce hasta el PR del camino de la Estrella.
          De nuevo en este camino señalizado, seguiremos las marcas blancas y amarillas hasta nuestro destino final, la ermita de Loreto, punto de partida de la excursión.

martes, 4 de octubre de 2011

El río Majo (Mosqueruela)




Río Majo
          En el collado de Los Castillejos, en Puertomingalvo, confluyen tres pequeñas cuencas hidrográficas, al oeste el barranco del Rebollar, afluente por la izquierda del río Linares, al sur la rambla del Puerto, origen del río Montlleó, y al norte el barranco del Plano que junto al barranco de la Mimbrera, procedente de los montes occidentales de Las Ampolas, son el germen del río Majo. El Majo se encuentra además en la cabecera del río Montlleó, del que es un importante afluente por su izquierda. Esto significa que sus aguas pertenecen al sistema fluvial del río Mijares, a diferencia del otro río destacado de Mosqueruela, el río de Las Truchas, que forma parte de la cuenca del río Ebro, a través de los ríos Bergantes y Guadalope.
          Aunque el río Majo nace en Puertomingalvo, casi la totalidad de sus 90 km2 aproximados de cuenca hidrográfica se desarrollan dentro del término de Mosqueruela. Tomando como origen el barranco de la Mimbrera, a 1650 m de altura, el río tiene un recorrido de cerca de 24 km hasta su desagüe en el Montlleó, a unos 850 m de altitud, en las proximidades del Mas de la Cuesta, cerca ya del Santuario de la Virgen de La Estrella. Su cauce tiene por lo tanto una pendiente suave, ya que su gradiente apenas supera el 3 %.
          La cuenca hidrográfica está instalada sobre una serie de estratos carbonatados prácticamente horizontales del período cretácico. Aunque predominan las rocas calizas y margocalizas, existen pequeños afloramientos de arenas blancas y amarillas, al SE de la villa de Mosqueruela y alrededor de las masías de las Usadas, así como conglomerados del Terciario, también al sur de la villa. Todos estos sedimentos han sido fracturados por una red de fallas, generalmente de dirección SO-NE, que generaron una serie de fosas tectónicas sobre las que se formaron depresiones con funcionamiento cárstico conocidas como poljés.
Poljé de Los Castillejos
          Un poljé es una depresión cerrada con bordes escarpados y drenaje subterráneo, que se encuentra en terrenos carbonatados modelados por la disolución de la roca caliza. Su suelo es plano, arcilloso y fértil, por lo que son muy aprovechados para la agricultura. La red fluvial del Majo se instaló sobre lo que serían tres poljés vecinos, abriendo sus cuencas y drenándolas hacía el valle del río Montlleó. El más fácil de identificar es el poljé de Mosqueruela localizado en El Plano, en la cabecera del río Majo, y en cuya parte meridional continúa activo en la cuenca cerrada de Los Castillejos, donde las aguas de escorrentía se sumergen por un sumidero próximo al Mas de Ciprian. Los otros dos han desaparecido prácticamente al ser barridos por la acción erosiva del río, que ha formado el profundo cañón que hoy podemos contemplar, especialmente en la zona del castillo del Mallo y Las Estacas. Se trata del poljé del Arroyo Majo, que se encontraría en su parte central, y el de Bojar-Gisbert, que ocuparía el barranco Gisbert, su afluente más importante, y la parte final del río.
Fuente del Majo y castillo del Mallo
          Según la cartografía que se consulte lo vemos calificado como río, barranco y arroyo. Esta disparidad está justificada debido a que se puede comportar como cualquiera de ellos. En los momentos de sequía es un barranco sin caudal continuo. Se le considera un arroyo en un corto tramo situado bajo la Masía del Morrón, en el que suele circular agua durante todo el año, y donde se hallan los restos del único molino harinero del río, próximo ya a la Fuente del Majo. Y por último, en los reducidos períodos de lluvias intensas del otoño y la primavera, se convierte en un río con caudal permanente. Este tipo de régimen hidrológico es típico de los valles secos que se dan en relieves cársticos, como ocurre también en la mayor parte de la red fluvial del río Montlleó. Debido al descenso generalizado de las precipitaciones y el consiguiente descenso del nivel freático, el curso de agua se mantiene subterráneo, y sólo aflora en algunos lugares. Por otra parte, además de fuentes como la del Majo, la de las Usadas y la de Aparicio, existen varios ojales en sus vertientes, manantiales de agua subterránea procedente de las montañas contiguas que se activan tras lluvias o nevadas fuertes.
          La orientación del valle oeste-este ha creado dos vertientes bien diferenciadas, una al norte y otra al sur, favoreciendo el desarrollo de masas vegetales diferentes según nos encontremos, en la solana o en la umbría.
Solana (izq.) y umbría (der.)
          La solana, donde predomina la carrasca, ha sido aprovechada por los mosqueruelanos para la extensión del cultivo, sobre todo de cereales, mediante el abancalamiento de las laderas con muros de piedra seca, aunque en la actualidad la mayoría de los campos han sido abandonados, y sólo se emplean para el pastoreo. Por su parte, en la umbría prevalece un frondoso bosque de pinos laricio y silvestre, con bastantes zonas de repoblación. El cauce está moteado por vegetación de ribera, como álamos negros, sargas y avellanos. En los extensos llanos del poljé de Mosqueruela, se mantiene el cultivo de cereales y de forraje para alimentación del ganado. Existen también algunos lugares aislados donde ha sobrevivido lo que fue la vegetación autóctona de la zona, como ocurre en la Tilera del Barranco Gisbert, en la que perviven tilos, tejos, acebos y álamos temblones.
Masías en las vertientes del Majo
          Entre la fauna hay dos especies que destacan por su abundancia. En las estribaciones de El Milano anida una numerosa colonia de buitres leonados, que cada día sobrevuelan el valle, y se trasladan a los territorios vecinos en busca de comida. En las zonas escarpadas del barranco Gisbert y el castillo del Mallo, es fácil encontrarse con grupos de cabras hispánicas, generalmente de hembras con sus crias, o de machos , salvo en la época del celo en el que se mezclan los grupos, entorno al mes de noviembre.
          En este recóndito valle encontraron refugio diversos pueblos a lo largo de la historia como lo demuestran los numerosos hallazgos arqueológicos, entre los que mencionaremos las pinturas rupestres de arte levantino del Barranco Gisbert, los cinco poblados de la edad del bronce y el castillo del Mallo, destacado cerro testigo situado en la confluencia del Arroyo Majo con el barranco Gisbert, que posee una larga historia de ocupación desde la edad del bronce hasta la edad media.