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Valle del Carbo |
Este
pequeño río está situado al SO de Penyagolosa. El origen del topónimo Carbo podría estar en la palabra preromana Quer, que significaría peña grande. En la carta de población de Villahermosa de 1243 se hace referencia al portun de Chera, luego en la de Vistabella de 1251 se habla de Caro, y de aquí pasaría al actual Carbo. La mayor parte de
su cuenca se encuentra dentro del término de Villahermosa del Río,
como una cuña encajada entre los términos de Puertomingalvo y
Vistabella, y sólo una pequeña porción pertenece al Parc Natural de
Penyagolosa, en concreto la zona alta del Barranc dels Morts, en las
estribaciones occidentales de los Cinglos de Marcen. Es afluente por
la izquierda del río Villahermosa, y por tanto forma parte de la red
fluvial del río Mijares. Su reducida cuenca hidrográfica tiene una
extensión aproximada de 2650 Ha., y la longitud de su curso fluvial
ronda los 9 km., descendiendo en esa distancia cerca de 1000 m., desde los 1650 m de l'Alt de Asevar hasta
los 660 m de la desembocadura, lo que le aporta un perfil bastante
abrupto y encajado.

El
río ha excavado una secuencia estratigráfica que va desde el
Cretácico Superior, en la parte alta, hasta el Triásico en la
desembocadura, sin embargo los sedimentos no afloran uniformemente ya
que nos encontramos en un territorio fracturado por varias fallas, en
especial al oeste y al sur de la cuenca.
Según
descendemos de altitud podemos observar los materiales depositados en
cada período geológico. Así, entre el Barranc dels Morts y
Maluendas, nos encontramos con calizas arenosas y margas, donde
abundan fósiles marinos como Ostreas, Rudistos, Gasteropodos y
Orbitolinas. En el Barranc de Marcen y la zona de la Casa de Celades,
predominan las areniscas y arcillas de tonos claros y rojizos. En el
área del Mas de los Juanes y al sur del Molino de la Roca, hallamos
calizas y margocalizas grises con abundantes fósiles de Orbitolinas,
y también areniscas con abundante hierro que le proporcionan el
color rojo característico. Del Molino de Abajo a Roncales, lo que
proliferan son las calizas arenosas y las margas, y un poco más
abajo retornan las areniscas. Y por último, al llegar a
Villahermosa, aparecen las calizas dolomíticas gris oscuras, con
margas, y arcillas de tonos verdes y rojizos, intercaladas con yesos.
El
curso principal del río tiene una orientación NE-SO por lo que no
existen grandes diferencias de insolación entre las dos vertientes.
Sin embargo, los barrancos tributarios con una orientación E-O si
poseen esta diferencia, como ocurre con los barrancos de Marcen, de
los Izquierdos y de la Cepera, todos ellos en su margen izquierda y ,
como suele ocurrir en las comarcas de montaña, las vertientes más
soleadas serán aprovechadas para el cultivo mediante el
aterrazamiento de las laderas, si la pendiente lo permite, dejando la umbría para el desarrollo
del bosque, en este caso de carrascas y pinos blancos y rodenos.
Los campos baldíos han sido invadidos
por la garriga de coscojas, romeros y aliagas, mientras que en la
ribera del río se extienden los álamos, sargas y juncos.
En el emplazamiento de Roncales, a 800
m de altitud, y en las cercanías de Villahermosa, 100 m. más abajo,
el valle se ensancha permitiendo el aterrazamiento y la extensión
del cultivo de regadío mediante acequias. Huertas y frutales pueblan
la margen derecha del río, mientras la izquierda permanece escarpada
impidiendo su explotación.
El
río Carbo mantiene cierto caudal durante todo el año, gracias a la
surgencia más destacada del macizo de Penyagolosa. Ésta se
encuentra al pie del Cinglo Estrecho, en la confluencia del Carbo con
el Barranco de los Sapos, al sur de las casas de Maluendas. En
este lugar de difícil acceso, las aguas surgen de dos manantiales
enfrentados, situados a ambos lados del estrecho congosto. Existen
además, poco más arriba, dos ojales , el Negro y el del Tollagar,
que tras las los días de lluvia, se activan en la orilla izquierda
del río, aportándole mayor caudal, el cual circula precipitado
entre gargantas, creando pequeños saltos y pozas.
En este
interesante paraje se encuentran las cuevas del Carbo, viejas
formaciones calcáreas creadas por la erosión de las aguas. También
destaca la gran cantidad de toba calcárea acumulada en las
vertientes, por la precipitación, sobre la vegetación existente en
cada momento, del carbonato cálcico trasportado por el agua a lo
largo de los años.
Es
especialmente bello el trecho cercano a las casas del Carbo donde se
encuentra una espectacular cascada, y varias marmitas de gigante
excavadas en el lecho de roca caliza, junto a las ruinas del antiguo
Molino de la Roca. El
lugar, entre pequeñas huertas y acequias, está muy cuidado merced a
la atención de los vecinos que habitan los mases, nuevos masoveros
de extracción urbana que hace unos años abandonaron las comodidades
de la ciudad y se integraron plenamente en la dura vida del valle,
que prácticamente había desaparecido al emigrar sus antiguos
habitantes desde mediados del s.XX. Gracias pues a ellos, hoy
disfrutamos de este armonioso paisaje, y deberíamos hacer todo lo
posible para que así se mantenga, sin que la visita de los
excursionistas perturbe el equilibrio logrado.
El
sendero de gran recorrido GR-7 discurre por casi todo el río, desde
el collado de la Lloma Plana, cerca de la cabecera, hasta su
desembocadura, tras atravesar el congosto de La Hoz, cercano ya a la
población de Villahermosa. Durante el trayecto pasa próximo a las
casas del Mas de Coria, un par de molinos abandonados y el caserío
rehabilitado de Los Roncales, donde existen dos casas rurales en las que es posible alojarse.
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