Arc de Cabanes (s. II) |
Durante el s.III de nuestra era
ocurrieron, en los territorios dominados por Roma, una serie de
acontecimientos violentos que entre otras cosas provocaron la huida
de la población de las ciudades y el consecuente proceso de
ruralización. Este período convulso trajo una serie de reformas que
cambiaron sustancialmente la organización política, social,
económica y religiosa del mundo romano.
Uno de estos cambios afectó a la
reorganización territorial que, en lo que respecta al País
Valenciano supuso la segregación de los antiguos territorios de los
contestatanos y edetanos de la provincia Tarraconense, quedando
adscritos a la provincia Cartaginense, mientras que la tierra de los ilercavones, al norte , siguió dependiendo de Tarragona.
Del s. IV y V apenas existen datos
históricos de nuestra zona, salvo el martirio de San Vicente en la
Valentia de principios del
s.IV, lo que hace
suponer que esta ciudad ya era un destacado centro administrativo.
Pero fue en el s. V
cuando se producen las oleadas de invasiones bárbaras en Hispania.
El territorio de la Tarraconense, adonde pertenecía el Maestrazgo,
se libró durante bastante tiempo de estas incursiones, aunque
finalmente fue también ocupado hacia el año 472, por los visigodos
del rey Eurico. Esto indica que permaneció bajo el dominio romano
prácticamente hasta el final del Imperio de Occidente.
A la caída del
Imperio Romano, en el 476, los visigodos trataron de pacificar la península
y reconstruir la infraestructura urbana de algunas ciudades
importantes, iniciando una etapa de relativa calma y reconstrucción
de parte de lo destruido durante los saqueos anteriores. Los
invasores poseían el poder político y militar, pero la población
seguía siendo hispana, ya que cuando más tarde llegó el pueblo
godo apenas ocupó una parte de la meseta.
Monedas acuñadas en Saguntum en el s. VII |
El período
visigodo, que ocupó desde finales del s. V hasta principios del
s.VIII, fue muy parecido al final del Imperio Romano, tanto en la
vida social, como en el desarrollo económico y en la religión, en
la que permaneció vigente la cultura cristiana centrada en la
Iglesia. Los obispos procedían de la antigua nobleza hispánica que
se cristianizó, por lo que mantenían el poder político y económico
a nivel local. Algunas propiedades pasaron a los nuevos dirigentes
godos, pero por otra parte desaparecieron las duras cargas fiscales
del Bajo Imperio. Se mantuvo la estructura urbana, sin apenas
construcciones nuevas ya que se aprovecharon los edificios romanos.
Relacionado con el
desarrollo comercial, prosiguió el auge de los asentamientos a lo
largo de la costa, especialmente al sur de la ciudad de Valentia.
Los productos procedían principalmente del norte de África, que
exportaba cerámica fina de mesa y para la cocina, además de ánforas
con aceite y vino. También llegaban ánforas de vino desde Palestina
y Siria. Estos bienes se distribuían sobre todo entre las ciudades,
castros fortificados y monasterios próximos a la costa, donde
residían las élites urbanas, militares y eclesiásticas.
Cerámica de época visigoda hallada en Valentia |
Los visigodos
mandaban desde Toledo. Eran reyes extranjeros que enviaban delegados
germánicos a las tierras ocupadas, pero estos pronto se hicieron
cristianos, hablaron latín y adoptaron las costumbres romanas.
A mediados del s.
VII se inició el declive del reinado visigodo con una etapa de
desastres naturales (sequías, malas cosechas, plagas de langosta)
que produjeron largas hambrunas y epidemias como la de la peste
bubónica. Además, en el norte de la península se luchó contra
vascones y francos. Pero lo más grave fue la inestabilidad política
con continuas luchas sucesorias entre clanes familiares y los
problemas sociales y de orden público, además de la creciente
autonomía de la nobleza.
Los hallazgos
arqueológicos de la etapa visigoda en el Maestrazgo y resto de
Castellón son muy escasos. En Onda apareció una pieza religiosa,
una patena de bronce, datada entre los siglos VII y VIII, que se
utilizaba para bautizar a los nuevos cristianos. En la Vall d'Uixó
se ha excavado una necrópolis hispano-visigoda cuyas fosas
pertenecen a los s. VI y VII.
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