jueves, 5 de abril de 2012

Barranco Gisbert -Castillo del Mallo (Mosqueruela)

Resumen.
          Espectacular ruta que recorre el Barranco Gisbert y el corazón del río Majo. Visitaremos unas pinturas rupestres, el Castillo del Mallo, seis masías, tres fuentes y un enclave forestal protegido. La caminata sólo es apta para excursionistas experimentados debido a que, por lo escarpado del terreno,  tiene varios tramos exigentes y, sobre todo, por la ausencia de camino evidente en la mayor parte del itinerario.

Las Estacas (río Majo)
Distancia aproximada: 13,6 km
Desnivel acumulado en subida y en bajada: 900 m.

Enlace al track de la excursión





Descripción del recorrido. 

          Comenzamos a caminar junto al km. 50 de la carretera A-1701, de Mosqueruela a la Iglesuela del Cid, a 1380 m de altitud, donde parte una pista forestal que, en dirección sureste, se dirige a las Pinturas Rupestres del Barranco Gisbert. A los pocos minutos llegamos a las balmas donde se encuentran las desfiguradas pinturas. Continuamos por un sendero de ganado que transita paralelo a las balmas, por detrás del Masico del Agujero. Pronto nos encaminamos al nordeste (izquierda) por unos bancales yermos y, tras pasar un recodo rocoso, iniciamos el descenso precipitado en cortos zigzag hasta el lecho del barranco Gisbert (1300 m).
Fuente del Masico del Agujero
          Ya en el lecho, nos orientamos hacia el sur (derecha) por una vereda que protege un muro de piedra. Enseguida llegamos a la fuente del Masico del Agujero, con abrevadero para los animales, que dejamos a la derecha para proseguir por el cauce y, antes de alcanzar el lecho de un afluente, ascenderemos por la ladera izquierda hasta acceder a una faja (1280 m), evitando el gran salto que forma el cauce del barranco al precipitarse más de 20 m.
          Durante los próximos 2 km vamos a circular por la solana sobre una faja de terreno, más o menos plano, que se ha formado sobre un estrato rocoso de calizas dolomíticas, y sobre el que se realizaron algunos abancalamientos. Si estamos atentos será fácil observar grupos de cabras hispánicas que habitan en estos roquedales. El sendero, apenas definido, sigue en altura el curso del barranco Gisbert hacia el sureste, el cual se va alejando de nosotros al perder altitud según se va acercando a su desembocadura en el río Majo.
Gran balma del Barranco Gisbert
          Encima de esta faja están los escarpes de otros estratos de dolomías rojizas del Cretácico Superior, cuyos derrumbes han formado numerosos canchales que han invadido las terrazas cubiertas de carrascas y pinos aislados. El camino, a veces tortuoso y confuso, atraviesa varios de estos canchales de piedras sueltas, producto del clima frío extremo. Cuando llevamos recorridos por la faja 1 km aproximadamente, podemos contemplar en la ladera opuesta el pequeño Barranco de los Tilos donde, al amparo de la umbría y lo agreste del terreno, ha sobrevivido un bosquecillo de tilos, tejos y álamos temblones, que visitaremos en nuestro regreso.
          Poco después de sobrepasar una casa situada bajo nosotros, llegamos a una extensa área de canchales y comenzamos a remontar la ladera para salvar un abrupto collado, al tiempo que abandonamos la faja. Ya en el collado (1280 m) marchamos hacia el norte (izquierda), primero entre muros de piedra y poco después por terrazas invadidas por los pinos, para llegar al Mas de los Mollares de Abajo (1260 m). Atravesamos el mas por la era, entre el corral y la casa, y a continuación cruzamos el Barranco del Moel y trepamos por la vertiente opuesta hacia el sureste (derecha). Nos encontramos con un muro de piedra que limita la ladera y un portón que da acceso a un aprisco situado bajo una balma. Ahora remontamos por encima de la balma en busca de varias terrazas escalonadas que tenemos que subir en fuerte pendiente. Al llegar al tercer escalón progresaremos por el bancal hacia la derecha (sureste), hasta que se acaba prácticamente, donde nos desviaremos a la izquierda (este) y volveremos a trepar hasta otro collado (1310 m).
Masía de los Sanmartines
          En la carena volvemos a encontramos con un muro de piedra muy devastado que seguimos hacia la izquierda (norte) hasta llegar a un portón que traspasamos, iniciando el descenso por la umbría de otro ramal del barranco del Moel. Durante un breve tiempo nos mantenemos junto a un muro de piedra, pero lo franquearemos para dirigirnos hacia el sur (derecha) buscando el lecho del barranco, que se encuentra bordeado por otro muro de piedra. El umbroso bosque de pinos, carrascas, enebros y sabinas permite el crecimiento del pastizal en un ambiente fresco y húmedo. Recorremos el estrecho torrente hasta que se abre, entre terrazas y canchales, y entonces tomamos un sendero que sube por la vertiente izquierda hacia la Masía de los Sanmartines. Situados en las eras, donde finaliza la pista que da acceso al mas (1250m), nos encaminamos hacia el sur por un sendero que recorre la rocosa carena que separa los barrancos de los Sanmartines y del Moel, donde los lapiaces calizos afloran por doquier. En unos minutos alcanzamos un collado frente al castillo del Mallo (1234 m) o del Majo.
Castillo del Mallo
          Esta inaccesible muela ha servido de refugio y fortaleza a varios pueblos desde la edad de bronce, destacando la etapa musulmana y la cristiana bajo medieval. Aún se mantienen a la vista los restos de algunas construcciones en el lado sur. Tras realizar la visita a los restos del castillo, volvemos por nuestros pasos hasta el collado (1200 m) que da acceso al Mallo. Aquí nos desviamos hacia el oeste para rodear la muela descendiendo primero la ladera por un empinado canchal hasta alcanzar una terraza (1140 m). Ahora seguiremos por este bancal hacia la izquierda (sur), en suave descenso y manteniendo siempre el cerro visible a nuestra izquierda. Cuando llevamos cerca de 500 m rodeando el Mallo, ya en la vertiente del Barranco de los Sanmartines, volvemos a descender abruptamente a la derecha (este) cortando los bancales, hasta localizar un sendero bien claro que nos dirige al sur (derecha). Llaneando, pasamos por la era de una casa cuando ya vemos el cauce del río Majo y la senda continua hacia el oeste hasta llegar al Mas de las Estacas, en un meandro del río.
Las Estacas
          Desde el mas (1025 m), nuestra ruta inicia el regreso por un antiguo camino ahora hacia el norte, pasando bajo los imponentes estratos de calizas dolomíticas que soportan el Mallo. Este lugar es conocido desde antiguo con el topónimo de Las Estacas debido a que entre esas paredes, clavadas en las grietas, podemos ver numerosas estacas, al parecer de enebro, cuyo significado y cometido se nos escapan. Curiosamente, a varios kilómetros de aquí, en la Roca de Senallo (Benassal) ya en el río Montlleó, también aparecen unas estacas similares en la misma situación.
          Transitamos por la base de los estratos junto a unas majadas para guardar el ganado y, tras cruzar la desembocadura del Barranco del Moel, llegamos a la Fuente del Majo (1020 m), en el mismo lecho del río. Ahora continuamos por un camino en la orilla opuesta que asciende levemente y cuando hace una curva a la izquierda lo dejamos para proseguir por un sendero que se mantiene cercano al lecho del torrente. Enseguida nos encontramos con una pista que desciende al río, la seguimos y cruzamos el humilde caudal, frecuentemente seco. Antes de alcanzar las casas de un viejo molino abandonado, dejamos la pista y ascendemos por la derecha por una senda que nos conduce zigzagueando a la Masía del Morrón (1085 m), situada justo encima de nosotros. Este mas se halla en una atalaya en la confluencia del barranco Gisbert al norte, y río Majo al sur, desde donde se pueden contemplar los imponentes farallones de las Estacas coronados por el castillo del Mallo.
Tilo
          Junto a las eras del mas tomamos una pista que se dirige al norte. En la primera bifurcación seguimos recto, deslizándonos hacia el barranco Gisbert. Llegamos al cauce cuando éste hace una curva a la derecha y la pista se torna senda de ganado. Andamos unos 150 m. aguas arriba (norte) y justo cuando el lecho dibuja una pronunciada curva a la izquierda, lo abandonamos para trepar por la ladera izquierda entre el roquedal y las carrascas, sin camino definido. Buscamos la carena del monte, por donde circula una senda de ganado que va ganando altura bordeando la pendiente y el carrascal. En el ascenso, frente a nosotros, vemos en lo alto las casas de la Masía de las Celosías.
Después de pasar por unos bancales roturados, dejamos las senda para subir a una pista que seguiremos durante un breve trecho. Si observamos el terreno, hallaremos gran cantidad de fósiles de orelles de moro (Exogira). Enseguida la pista se bifurca, a la izquierda asciende a la Masía de las Celosías, pero nosotros continuamos recto, camino de la Fuente de los Tilos que encontramos a unos 300 m.
          La pista finaliza y proseguimos por un sendero bien definido. Poco a poco percibimos que las vegetación se diversifica. Junto a los pinos laricios y carrascas, van surgiendo avellanos, arces, tilos, tejos, acebos y mostajos, ya que estamos llegando al barranco de los Tilos, un lugar protegido por su riqueza forestal. Atravesamos el lecho del torrente junto a ancianos tilos y tejos, y avanzamos por la ladera opuesta por un camino más ancho que baja al barranco Gisbert, en el que encontraremos acebos de gran porte. Donde se unen el barranco de los Tilos y el de Gisbert, junto a los retorcidos tejos, ha prosperado también un grupo de álamos temblones.
Mas de Gisbert
          Al llegar al lecho de barranco se acaba el camino y remontamos el cauce hacia el oeste (izquierda). Al principio atravesamos una angostura excavada en la roca que puede resultar complicada si circula el agua, lo cual no suele ocurrir. Pronto se va abriendo el cauce, bordeado por muros de piedra que abancalan sus lindes. Al poco vemos las casas del Mas de Gisbert (1240 m), en la confluencia con otro pequeño barranco. Dejamos las casas a la izquierda y continuamos por la derecha cuando vemos ya la gran balma de más de 20 m de altura que cierra este tramo del barranco Gisbert. Sin dejar el cauce caminamos hasta la base de la balma, donde se encuentra un antiguo camino mulero que asciende por su izquierda. Actualmente está casi sepultado por los derrumbes de la ladera y por el matorral espinoso, pero aún se mantienen las piedras que bordean el sendero, en su serpentear hasta la cabecera de la balma.
          Cuando llegamos arriba (1300 m), seguimos brevemente un camino ancho hacia la derecha (norte) hasta alcanzar el lecho del torrente. Enfrente tenemos la fuente del Masico del Agujero, a la derecha una casa y el salto, y a la izquierda un torrente por donde circula un sendero de ganado que nos conducirá, aguas arriba, hasta el aparcamiento donde iniciamos la excursión.

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